Capítulo 7 | Actitudes tóxicas y banderas rojas

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Anakin

—¿El club de los marginados? —preguntó Hailey, limpiándose el cabello con una servilleta.

—Sí, así es como nos llaman los idiotas que se sientan allá —explicó Padme, señalando al revoltoso grupito—. Pero estamos pensando en cambiarnos el nombre a "el club de los más increíbles".

Después de que el balón de fútbol americano aterrizara sobre la bandeja con comida de la chica nueva, salpicándola con pure de patatas y algunos guisantes, Anakin no pudo evitar sentirse bastante molesto al respecto. Él tampoco había visto a la persona que había lanzado el balón, pero estaba cien por ciento seguro de que el responsable era Jonas. ¿La razón? Su novio no gay no había dejado de mirar a la chica nueva con una expresión verdaderamente furiosa en el rostro.

«¿Y ahora por qué está tan enfadado?» —se preguntó Anakin, frunciendo un poco el ceño.

Para su sorpresa, Jonas clavó sus preciosos ojos azules en los suyos y arqueó una de sus oscuras cejas, reprochándole algo que él, por su parte, no logró comprender en absoluto.

Entonces, tuvo una vaga y repentina idea.

«¿Está celoso de la chica nueva?» —volvió a preguntarse, y en efecto, tenía razón. Suspiró y negó con la cabeza—. «¿Cuántas veces debo decirle que no siento atracción alguna por las chicas?»

Por otro lado, en medio de las risas, Hendry se levantó de su lugar un tanto brusco, llamando de inmediato la atención de todos los que se encontraban sentados en su mesa. A su lado, su novia Paige Campbell trató de detenerlo abrazándolo por la cintura, pero él la ignoró, tomó su bandeja con comida y se marchó a la mesa en la que Anakin y Padme estaban sentados con la chica nueva.

Sin embargo, en lugar de sentarse con ellos, dejó su bandeja, agarró el balón de fútbol que habían lanzado antes y sin más, lo lanzó de regreso, dándole a Alex un poderoso golpe en el estómago.

—¡Ugh! —escupió Alex mientras era lanzado hacia atrás por la fuerza del lanzamiento.

Esto provocó una nueva oleada de risas, solo que, esta vez, estas risas fueron a causa de la graciosa caída que tuvo el mejor amigo de Jonas después de haber sido golpeado por el balón.

Inevitablemente, una pequeña sonrisa tiró de los labios de Anakin.

Hendry siempre había sido así. Incluso desde que eran muy, muy pequeños, cada vez que alguien los molestaba, ya sea a él o a su hermana, Hendry aparecía de la nada para defenderlos a capa y espada. Jamás le importó quedarse sin amigos con tal de protegerlos, así como tampoco le importó ser llamado y considerado un "marginado" durante tantos años con tal de estar cerca de esos dos.

A Anakin esto siempre le causó cierto malestar, pues a decir verdad, desde que los tres entraron al instituto, Hendry pudo haberse convertido en alguien muy popular. No solo era bastante hábil en muchos deportes, también era amable, sencillo y extremadamente atractivo.

No obstante, aun con todos esos puntos jugando a su favor, Hendry prefirió mantener un perfil bajo y pasar totalmente desapercibido durante mucho tiempo. Fue solo hasta que decidió defender a Paige de un grupo de idiotas de último año que, por fin, comenzó a recibir la atención que merecía.

—¿Y bien? —preguntó Hendry, sentándose entre Padme y la nueva—. ¿Cuántos puntos me darán?

Padme se llevó una mano a la barbilla, pensativa.

—¿Sabes? Esta vez tendré que darte un nueve —murmuró, dándole un trago a su jugo de frutas—. Pudiste haberle dado en la cara y tirarle algunos dientes, pero estuvo bien, así que no me quejo.

Beautiful Serendipity ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora