~Parte 2~ La duda ~

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Otra mañana más

En realidad para Alberto no era una molestia trabajar.

Le fascinaba ser de utilidad para su padre, quien le había enseñado con los años todo lo que este sabía, desde pescadería hasta sus propios conocimientos sobre el mundo, consejos que le vendrían de ayuda en el futuro.

Ese día no era la excepción en términos de trabajo.

Cada mañana se preparaba, mirándose al espejo por varios minutos arreglando su ya perfecta apariencia, ¿Que se podía esperar de el? Era fabuloso, y sobre todo, con esos músculos que atraían a la gente, tanto en la pescadería cuando este se ofrecía a promocionar el negocio por medio de su imagen, hasta cuando se encontraba como salvavidas, los turistas siempre parecían prestarle más atención que nadie, topándose incluso con unos cuantos que parecían cautivados por el de lo normal, no le incomodaba pero si era bastante raro.

Una fotografía en su habitación adornaba su habitación.

Eran Giulia, Luca y el.

Pero desde hacía varias semanas que tal imagen pasaba desapercibida por el moreno, sobre todo la otra fotografía que alguna vez había adornado la cabecera de su cama junto a varios dibujos y cartas.

Era la misma fotografía que Luca le había mandado hacia un par de meses, la foto anual escolar.

Lucía impecable, con sus ondulados cabellos perfectamente acomodados y su uniforme caro y refinado.

Y en sus labios, una divina sonrisa se apreciaba junto a sus grandes ojos brillantes y mejillas pecosas, lastima que aquella foto era a blanco y negro, aún así, era perfectamente posible apreciar cada detalle si se era atento.

Atrás de la fotografía se podía ver una caligrafía en manuscrito, perfectamente plasmada en tinta azul.

~Temo que olvides como luzco,¡Aveces yo lo hago! ¡Imagino que tus ojos son dos grandes esmeraldas! Espero tu fotografía de regreso...Ti manchi tanto Alberto...Con todo mi amor, Luca~

En su momento tal mensaje y foto habían causado una gran emoción en el cuerpo del moreno, quien de inmediato le mostraba tal imagen a Massimo con extrema alegría, haciendo esbozar una sonrisa al padre de familia al ver a su hijo tan contento.

-¡Pondré esta fotografía en la cabecera de la cama! ¡Así cada vez que vaya a dormir lo ultimo que mire sea a él...! ¡A Luca!- Exclamaba con fuerza el moreno ese día que recibía tal imagen, corriendo hacia su habitación para realizar lo que acababa de informar a su padre.

Ahora en el presente esa misma fotografía reposaba en el fresco suelo, debajo de la cama.

Se había despegado y caído, claro.

Pero para cuando eso sucedió, Alberto reemplazaría ese espacio vacío con otra imagen más.

Ya no era de importancia entonces recoger esa foto que se encontraba hasta el fondo de su cama, ¿Para que lo haría? Si lo que menos quería cerca era ese rostro particularmente hermoso, no lo negaría.

¿Y de que le servía ser hermoso?

Si eso no le quitaba lo oportunista que era.

-¡Alberto ya es hora de irnos!- Desde el primer piso Massimo alzaba la voz solo un poco, sacando de sus pensamientos a Alberto quien de inmediato se echaba una última mirada en el pequeño espejo que se encontraba en su habitación para bajar de inmediato ante el llamado de su padre.

Pescar era de sus actividades favoritas, pasaba tiempo con su ídolo más grande que por fortuna también era su padre, un hombre de pocas palabras pero que se entretenía escuchando las aventuras de su hijo.

Si me dijeras ~ 🌙 Luca x Alberto Where stories live. Discover now