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"Quiero hacerte mía Pero es difícil de decir ¿Esto suena de una manera cursi?"
Un pequeño golpe en su ventana le hizo dar vuelta en su cama. Pronto otro golpe y otro más seguían sonando contra el vidrio. Molesta por ello se levanto con prisa de la cama y se acerco hasta la ventana, viendo como pequeñas piedritas impactaban en esta.
La pelirroja no dudo un segundo en abrir la ventana y con la mirada adormilada, debajo pudo distinguir a una castaña a la que no quería ver ni en pintura. Aún no había amanecido por lo que le costaba un poco distinguirla bien.
─ ¡Gahyeon! ─ grito en susurros Dami con ambas manos en su boca y que ella pudiera escucharla.
─ ¡Shh! ─ la callo de inmediato la menor. ─ ¡¿Estas loca?! ¡¿qué haces a estas horas fuera de mi casa, Yubin?!
─ ¡Vine por ti! ─ explico con lógica.
─ ¡Es muy temprano, cabeza de chorlito!
─ ¡Que importa, solo baja! ─ pidió. Gahyeon la miro unos minutos y nego. ─ ¡Por favor, Hyeonnie! ¡Quiero mostrarte algo!
─ ¿No puede ser más tarde? ¡Tengo sueño! ─ la pelirroja estuvo a punto de cerrar su ventana, cuando, notó que Dami se había ido y luego regresó.
─ ¡Tengo algo que mostrarte!
Fue lo último que Gahyeon oyó y Dami despues se marchó a la parte delantera de la casa. La pelirroja soltó un largo suspiro y caminó de puntillas hasta la primera planta, logró ponerse sus zapatillas sin hacer ruido y se escapó con total éxito.
Apenas sus pies pisaran el exterior, una ráfaga de viento le pegó de golpe y se cubrió con sus brazos buscando calor. Se odiaba por no traer algo más que su pijama.
