Prólogo

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Un nuevo día iniciaba para los pequeños de aquella gran residencia. Las risas y los saludos mañaneros no tardaron en hacer acto de presencia. Como siempre, la rutina de cada uno de los 38 niños pequeños de aquel sitio iniciaba sin inconvenientes. Hacían sus camas, se preparaban debidamente y luego se reunían en el gran comedor con su adorada y servicial madre. La mayor observaba a los niños con una sonrisa en el rostro, como ya era lo habitual, era muy difícil verle con una expresión diferente a aquella tan serena que siempre mostraba a sus pequeños. Desalentarlos era lo que menos quería y si para ello debía mantener aquel rostro estático, eso haría. La hiperactiva Emma no tardó en llegar con la mayor mientras iba corriendo tras dos de los más pequeños en el recinto, pues les encantaba jugar casi a toda hora. La chica de hebras naranja siempre estaba sonriente, animada, activa y dispuesta a ayudar a cualquiera de sus hermanos menores incluso si no eran una familia unida por lazos consanguíneos.

-Buenos días, mamá _saludó la alegre chica abrazando a la susodicha, quien no dudó ni un segundo en corresponder a su gesto afectivo_

-Muy buenos días, Emma. Tan animada como siempre, me alegra saber que estás radiante como cada mañana _saludó Isabella_

-Se te olvidó decir que cada día es más molesta… _añadió Ray mientras enfocaba su mirada en el libro que traía entre sus manos, en cambio, Emma le miró mal e infló sus mejillas haciendo un puchero muy infatil_

-Mamá, Ray ha vuelto a burlarse de mí. Todos los días hace lo mismo, ya casi parece que sea su rutina de cada mañana.

-No lo parece, lo es _afirmó el mencionado sin inmutarse siquiera_

-¡Al menos niégalo! _se quejó la pelinaranja_

-¿Qué pasa? ¿Ya están discutiendo de nuevo? _intervino Norman, el chico albino de orbes azulados_

-No estoy discutiendo con nadie, Norman, Emma es quien está chillando porque le dije sus verdades.

-¡No me estoy quejando! ¿Y de qué verdades hables? Eres malo, Ray, deja de meterte conmigo.

-¿Ves como sí se está quejando?

-Bueno, bueno _rió el albino, quien ya estaba totalmente acostumbrado a aquellas escenas en las mañanas_

Luego de unas cuantas palabras intercambiadas entre los tres, se dispusieron a acompañar a sus hermanos y hermanas en el desayuno, momento en el cual Isabella anunció que la pequeña Conny, una adorable niña de cabellos rubios atados en dos tiernas coletas, iba a ser adoptada por una familia. La rubia fue mimada por Isabella durante el tiempo que duró el desayuno, lo cual la pequeña agradecía y no dudaba en demostrarlo con sonrisas. Al desayuno siguió el examen de cada día. Los pequeños del recinto eran separados por grupos y se les sometía a un examen determinado en el que debía responder correctamente un buen número de preguntas con tan solo 10 segundos para elegir las opciones. Era un silencio enorme aquel que inundaba la habitación, solamente siendo interrumpido por el sonido de las máquinas cuando una respuesta era introducida e inmediatamente cambiaba a la siguiente pregunta. Los niños mantenían sus ojos fijos en aquellas pantallas blancas llenas de letras, figuras y códigos de barras. Poco rato después el examen concluyó, por lo que era hora de otorgar los resultados., entre los cuales, como siempre, solo sobresalían Emma, Ray y Norman con la máxima puntuación, logrando un examen perfecto.

Aunque era cosa de cada día, Don, el chico moreno de cabellos castaños nunca estaba conforme con los resultados dado que estaba empeñado en vencer a Norman, aun sabiendo que esto le tomaría, probablemente, una buena parte de su vida. Don retó a Norman a jugar a “Las traes”, imponiendo como regla que serían todos en el orfanato en contra suya. El albino no tuvo ningún problema con aceptar, pues confiaba plenamente en su intelecto para hallar a los restantes 36 niños del recinto, o bueno, 35, pues dos no estaban dispuestos a jugar. Como siempre, Ray prefería mantenerse alejado de todo y todos, centrado únicamente en los libros y sin tener que someterse a ningún tipo de esfuerzo físico que supusiera un incordio. Por otro lado, estaba ___, una chica de cabellos ___ y de apenas 10 años. ___ solía evitar juntarse en demasía con los otros niños del orfanato, en general, prefería vagar por los pasillos del lugar o perderse entre los arbustos del pequeño bosque del jardín. Tenía fama entre los pequeños quienes ya le consideraban casi un fantasma, pues era muy raro toparse con ella en alguna ocasión del día que no fuesen las comidas o la hora de dormir.

___ solía pasar mucho tiempo a solas, por lo que no se consideraba parte de la gran familia que confirmaban allí. Solía mirar a todos con miedo y cualquier acción de otros sobre su persona era capaz de causarle un susto de muerte. Más de una vez Norman y Emma intentaron hablar con ella al respecto, pero no consiguieron mucho más que una persecución sin resultados. En término de escondites y escapes, ___ era la número uno gracias a su cobardía. Muchas cosas sobre esta chica eran extrañas para ellos. Siempre solía despertar horas antes de lo que el resto de los niños lo hacían, se mostraba incómoda cerca de Isabella o Ray, la mayoría de las veces en las que se le aplicaban los exámenes, o bien obtenía una muy baja calificación, o mayormente era 0. Lo normal sería aspirar a la puntuación más alta posible, pero ese no era el caso de ___ y la curiosidad que tenía aquel trío de amigos al respecto era demasiada, pero mucho no se podía hacer.

-Parece que ___ tampoco pretende salir del orfanato hoy. _comentó Norman mientras estiraba sus brazos un poco_

-No es como si esto fuese extraño, ya la conocemos lo suficiente para saber que le tiene aversión a las personas. _añadió el pelinegro con desgano_

-No es cierto, lo dices porque te detesta a ti por encima del resto _se burló Emma, cobrando su venganza por los comentarios de Ray en la mañana_

-Emma no miente, Ray. Te mira como si estuviese enfrente de algún ser sobrenatural, y luego simplemente desaparece como si fuese un alma en pena vagando por los pasillos _rió Norman ante la expresión del susodicho, quien solo atinó a chasquear la lengua y apartar la mirada_

-Ah, ya sé. Norman, vamos a buscarla. Seguro que mamá sabe dónde está. A ver si esta vez podemos hacer que se relacione con alguno de nuestros hermanos. _propuso Emma_

-Ya sabes cómo acabará, ¿para qué seguir intentándolo? _reprochó el pelinegro recordando claramente los intentos fallidos del último mes_

-Sin perseverancia no hay triunfo, Ray. Ese es tu gran problema. Eres un flojo, vago, llevas una vida sedentaria, no quieres entender que sin esfuerzos no hay logro que valga. ¿Verdad, Norman?

-Seguro, Emma. De todos modos, sabes que Ray es así, déjalo ser.

-Solo váyanse de una vez y dejen leer en paz.

-Pesado _finalizó la pelinaranja, sacando la lengua al de hebras azabaches en un gesto de burla para luego encaminarse al interior del orfanato en compañía del albino. Estaba empeñada en lograr que la peli___, al menos por una vez, pudiese relacionarse con alguna persona de aquel recinto. En cierto modo le apenaba que no pudiese y más aún el hecho de que ella no le comprendía lo suficiente como para poder ayudarle con cualquier problema que tuviese, pero su instinto de hermana mayor le superaba y se autoimponía la obligación de obrar por el bien de la peli___, su pequeña hermana menor_

Void [Ray x child!reader] ©RoseSanae55Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang