夜叉|La paz antes de la tormenta

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Aquella tormentosa noche el Yaksha, no logro pegar ojo, hizo todo lo que estuvo a su alcance, con tal de disipar la nebulosa penumbra producto de la energía negativa, que emanaba su cuerpo. Recubrió la habitación con todo tipo de talismanes y amuletos; en especial la cabecera de la cama, en la cual reposaba _____________.

El exponer a _____________, tal acumulación de energía negativa, podría llegar a ser pernicioso para ella, en especial teniendo en cuenta su estado actual. Lastimosamente esa solo era una más de sus preocupaciones ahora mismo, ya que sin importar cuanto lo intentara no lograba callar aquellas voces...

Le aquejaba ser incapaz de predecir; de lo que seria capaz al ser influenciado por aquellas tortuosas voces, e infernales ilusiones, y por primera vez en su larga y longeva vida, sintió miedo. Temor ante la incertidumbre, de aquello que le depararía el destino; no sólo a él, si no a ambos...

Durante toda la noche, los más ominosos pensares aquejaron su mente, y por sobre cada una de aquellas cavilaciones se encontraba un dilema...

¿Su maldición la consumiría?

¿Acaso, él sería su perdición?

A la mañana siguiente todo transcurrió en total tranquilidad, o eso es lo que se le hizo creer a _____________, quien aun cuando fingía no darse cuenta de nada, podía notar ciertas inconsistencias entre las palabras de Xiao y Baizhu

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A la mañana siguiente todo transcurrió en total tranquilidad, o eso es lo que se le hizo creer a _____________, quien aun cuando fingía no darse cuenta de nada, podía notar ciertas inconsistencias entre las palabras de Xiao y Baizhu.

Tendían a evitar ciertos temas en especifico; desde el donde estaban hasta el por que estaban ahí. Le era imposible siquiera discernir donde se encontraban con exactitud, de lo único que estaba segura es que estaban cerca del mar, ya fuera gracias a la salinidad en el aire o la medianamente bochornosa humedad en el ambiente.

Y, por si fuera poco, era incapaz de dejar la habitación por su propia cuenta, e inclusive las ventanas de su alcoba estaban bajo seguro; por ello es que su único entretenimiento durante las siguientes dos semanas fueron los libros que Baizhu le prestaba. Ya que, afortunadamente ambos compartían un acérrimo gusto por la lectura.

-¿Nuevo libro?-interrogo la Yaksha a mitad de su chequeo matutino, mientras que observaba por el rabillo del ojo el libro que Baizhu había dejado en su mesita de noche

-Si-afirmó sin siquiera apartar su vista del reloj de bolsillo con el cual cronometrada los latidos por minuto de la Yaksha-Todo parece estar en orden...

-Bien, ¿cuando podre irme?

-Paciencia _____________-alego, Baizhu con su tan característico tono juguetón- Eres muy joven...

-Soy mayor que tu-alego, no estaba del todo segura de como pero aquel insolente mortal siempre lograba encontrar la forma de "molestarla"

En sus más de dos mil años de vida, ni un solo mortal se había atrevido a tratarla con tanta familiaridad. Un gesto que en un inicio le pareció insolente e incluso irreverente, y más teniendo en cuenta que era un simple mortal él que se dirigía a ella como si una chiquilla se tratase.

La última Yaksha | Xiao Where stories live. Discover now