Callejón Diagon

328 29 9
                                    

Los días siguientes no fueron mas tranquilos, con toda la situación de los mundiales, el ministerio estaba acaparando toralmente a sus funcionarios y a los que pretendían serlo, la salida al callejón Diagon pospuesta por los mundiales usualmente seria algo apaciguante, pero tenia de momento a la Señora Weasley con los pelos de punta pensando en todo lo que les podría pasar si iban solos, finalmente Bill y Charlie los acompañarían pues tenían cosas pendientes por ahí.

Harry tomo la una bolsa de oro de Gringotts que Bill le había traído días antes, cuando llegaron al callejón Diagon, la gente pasaba chismorreando sobre los rumores del ministerio o comentaban sobre el caso de Sirius Black («yo no pienso dejar a ninguno de mis chicos que salga solo hasta que Sirius vuelva a Azkaban»).

Harry necesitó mucho dominio para no gastarse todo el oro enseguida. Tenía que recordarse que aún le quedaban más años en Hogwarts, e imaginarse pidiéndoles dinero a los Dursley para libros de hechizos. Para no caer en la tentación de comprarse un juego de gobstones de oro macizo.

Pero lo que más a prueba puso su decisión apareció en su tienda favorita (Artículos de Calidad para el Juego del Quidditch).

Deseoso de enterarse de qué era lo que observaba la multitud en la tienda, Harry se abrió paso para entrar seguido por los Weasley y Hermione; apretujándose entre brujos y brujas emocionados, hasta que vio, en un expositor; la escoba más impresionante que había visto en su vida.

—Acaba de salir... —le decía Ron

—Es la escoba más rápida del mundo, ¿a que sí, Bill? —gritó Ginny, que iba colgado del brazo de Harry.

El propietario de la tienda decía a la gente:

—¡La selección de Irlanda uso estas maravillas en el Mundial! ¡Es la escoba favorita de los Mundiales!

Al apartar a una bruja de gran tamaño, Harry pudo leer el letrero que había al lado de la escoba:

SAETA DE FUEGO

Este ultimísimo modelo de escoba de carreras dispone de un palo de fresno ultra fino y aerodinámico, tratado con una cera durísima, y está numerado a mano con su propia matrícula. Cada una de las ramitas de abedul de la cola ha sido especialmente seleccionada y afilada hasta conseguir la perfección aerodinámica. Todo ello otorga a la Saeta de Fuego un equilibrio insuperable y una precisión milimétrica. La Saeta de Fuego tiene una aceleración de 0 a 240 km/hora en diez segundos, e incorpora un sistema indestructible de frenado por encantamiento. Preguntar precio en el interior

Preguntar el precio... Harry no quería ni imaginar cuánto costaría la Saeta de Fuego. Nunca le había apetecido nada tanto como aquello... Pero nunca había perdido un partido de quidditch en su Nimbus 2.000, ¿y de qué le servía dejar vacía su cámara de seguridad de Gringotts para comprarse la Saeta de Fuego teniendo ya una escoba muy buena? Harry no preguntó el precio.

Fueron a la botica para aprovisionarse de ingredientes para pociones, y como la túnica del colegio le quedaba ya demasiado corta tanto por las piernas como por los brazos, visitó la tienda de Túnicas para Cualquier Ocasión de la señora Malkin y compró otra nueva. Pero para su sorpresa Hermione le dijo que en la carta de provisiones necesarias decía que llevaran una túnica de gala, Harry a su pesar compro una aprovechando que ya estaba con la señora Malkin.

Y lo más importante de todo: tenía que comprar los libros de texto para sus dos nuevas asignaturas: Cuidado de Criaturas Mágicas y Adivinación.

Harry se sorprendió al mirar el escaparate de la librería. En lugar de la acostumbrada exhibición de libros de hechizos, repujados en oro y del tamaño de losas de pavimentar había una gran jaula de hierro que contenía cien ejemplares de El monstruoso libro de los monstruos. Por todas partes caían páginas de los ejemplares que se peleaban entre sí, mordiéndose violentamente, enzarzados en furiosos combates de lucha libre.

² Si Harry no Fuera tan LentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora