Stacy

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Hola, soy Stacy y a mis dieciocho años todos me consideran una guarra. Sí, así es y no se equivocan. Bueno, quizá un poco sí, depende de cómo lo mires. Sinceramente... es lo que buscan los chicos, ¿no? Me gusta agradarles, es lo que soy, lo que me ha tocado. No sé en qué momento lo decidieron, quizá cuando empezaron a salirme las tetas pero en eso me he convertido. A mi madre ni siquiera le interesa, así que tengo toda la libertad del mundo para traer a los chicos que me dé la gana. Eso a ellos también les gusta, poder tener un sitio donde hacer lo que quieran conmigo. Mi madre no dice nada cuando traigo a Chuk, ni a Dustin, ni a Archie, ni a Iago... y así cada semana. Con el único con el que suelo repetir es con Chuck pero joder... cómo está. Hemos ido juntos toda la vida al colegio pero en secundaria dió un cambio increíble y coincidió con mi época más radical. Obviamente no he sido siempre así pero no quiero hablar de ello.

Es una suerte ser de las chicas más populares del instituto. Pronto empezaré la universidad y sé que seguirá siendo así. Siempre estoy rodeada de Georgia y Luna. Son mis chicas de confianza y por suerte nunca se meten en mis relaciones. Georgia está ya medio casada con un friki del instituto, Mat o como yo lo llamo Matty. No es mi tipo, es una suerte que nunca me haya acostado con él porque sería muy incómodo tratar con ello. Luna, sin embargo, se suele acostar con chicos de otros institutos aunque yo no termino de creérmelo. Creo que esconde un gran secreto.

Me desperté a las seis, como de costumbre. Empezaba un nuevo curso. Salí a correr por la urbanización, detrás de casa, en el bosque. Era un sitio encantador pero en invierno daba un poco de miedo. Agarré mi cabello rubio en una coleta alta, me puse las mallas rosas que iban a juego con el top deportivo y me lavé la cara.

Tras unos cuarenta minutos volví a casa. Mi madre se había ido ya a trabajar y me había dejado un desayuno lleno de calorías encima de la mesa. Buaj. Subí las escaleras y me duché mientras dejaba sonar el nuevo álbum de Demi Lovato. Tras aplicarme mi champú, mi acondicionador, mi mascarilla, mi exfoliante, mis sales, mi desodorante y mi colonia favorita, me maquillé. Miré el armario en ropa interior y pensé en que ponerme. Tenía que llevar falda, obvio, así que cogí una roja de estas de colegiala y un top ceñido negro que me había comprado ese mismo fin de semana. Cuando me giré pude ver a mi vecino cotillear desde su ventana. Sonreí. Llevaban ya un par de meses en aquella casa pero ya le había pillado mirándome un par de veces. Me acerqué a la ventana aún en ropa interior y la abrí.

-¿Te gusta lo que ves? -Él se hizo el despistado.

-Perdona, ¿me lo dices a mí?

-No seas bobo, ya te he pillado varias veces.

-Lo... lo siento. Estás equivocada, yo no...

-Tranquilo, no me molesta. -Sonreí, me giré y me quité el sujetador.- Que te vaya bien el día, vecinito.

Y así empezó mi día. 

Ocho MujeresOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz