Epílogo

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Maldita corbata.

¿Porque era difícil hacerla?

Había visto como personas lo hacían en un santiamén y yo llevo veinte minutos sin poder atarla.

Cuando estaba apunto de rendirle mi hermana entró a la habitación.

-¡¿Porque aún no te has hecho la corbata?!

-¡No puedo! ¡Es muy complicado!

Ella soltó un suspiro para luego acercarse a mí y amarrarla.

-¿Como lo hiciste?

-En mi escuela una de las cosas esenciales en el uniforme era la corbata, al igual que a ti se me hacía difícil pero con el tiempo me acostumbré.

-Ahh.

-¿Te falta algo más?

-No.

-¡¿Y qué esperas?! ¡Tienes que ya estar en el altar!

-Ya, ya, no te enojes.

Me mire en el espejo, no estaba tan mal.

Fui a la puerta y la abrí, el pasillo era de madera y el piso estaba forrado de una alfombra azul marino con un detalle de flores.

Habían muchas personas en la iglesia, todas muy formales, mis padres (más específicamente mi mamá) estaba llorando, su pañuelo azul estaba empapado.

Estaba nervioso no lo podía negar.

¿Y si se arrepentía? Sabía que no era perfecto y claro que tenía mis defectos, pero no era tan malo ¿o si?

Mis nervios se esfumaron al verla, con un vestido blanco y esponjoso, su cabello pelirrojo estaba recogido en un chongo bajo, el maquillaje era casi nulo y sonreía a más no poder.

Ella empezó a caminar poco a poco hacia mi, me limpie las manos en el traje y me volteé hacia el sacerdote.

Todo fue de maravilla el sacerdote dio su misa luego dimos nuestros votos y luego salimos de la Iglesia para ir al lugar en donde terminamos de festejar.

Al día siguiente ambos nos levantamos temprano para poder ir a nuestra luna de miel pero antes dirigirnos al cementerio.

Me bajé del carro no sin antes decirle a mi acompañante que no tardaría.

No había venido por aquí desde hace un buen tiempo.

Ahí estaba la tumba de la primera persona que ame.

-Hola, no te había venido a visitar -hice una pausa no sabía qué decirle o que hacer, me sentía raro.

-Amm bueno a pasado ocho años desde tu muerte y he logrado sanar y avanzar con mi vida como tu probablemente me hubieses querido -tome una pausa para tomar aire y seguir.

-Conocí a alguien, es una mujer maravillosa.

-Ella me ayudó a sanar, aunque tomó un tiempo lo logre y ahora tu eres un hermoso recuerdo -por alguna razón me sentí mejor.

-Nunca te olvidaré después de todo eres y siempre serás mi primer amor, la primera persona que me hizo sentir las tan famosas mariposas en el estómago.

-No importa cuanto tiempo pase o que pase tendrás un lugar en mi corazón -había empezado a llorar me sentí tan bien expresarle lo que me había callado por mí no tiempo.

-Sabes te hice cartas y no sabes cuanto te agradezco todo lo que pasamos juntos, pero es hora de dejarte ir.

Deje la cajita de cristal en la tumba con una rosa.

Al salir ahí me sentí libre, sentí que un peso se quitaba de encima.

Me dirigí al carro, saque mis llaves de mi bolsillo, lo abrí para luego encender el motor y dirigirme al aeropuerto con mi esposa.

Fin

Cartas que nunca leerásTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang