Día 0

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Dia 327.
Llevo un tiempo intentando huir, pero mi pasado me aferra a estos siete barrotes, los mismos que un día anhelé cuando la oscuridad era lo único que llenaba mis ganas de vivir.

El techo se cae a pedazos, pedazos que un día desparramé por todo el suelo.
La luz que entra por la ventana es la misma que le arrebaté a toda aquella gente, la misma que choca contra mis dilatados ojos sombríos que ya no tienen ni un solo atisbo de expresividad.
El cuchillo está tan lejos de mí que puedo sentirlo clavado, desgarrandome la piel, la misma que un día brillaba al sol.

Ya siento la sangre correr, los ojos se me cierran y puedo sentir el hedor del sosiego.
Un sueño imperturbable, un sueño del que nunca despertaré.
Escucho los gritos, los mismo que un día detesté.
Sus manos taponan mis venas, tratando de encontrar un suspiro esperanzador.

Si tan solo ese techo hubiese aguantado, los pedazos que desparrame hubiesen aguantado todas las grietas que invadian mi mente

Diario de un corazón insatisfechoWhere stories live. Discover now