Chifuyu sufrió un accidente y de la noche a la mañana su vida se cayó a pedazos cuando le informaron que no volvería a escuchar, era sordo.
Años después conoce a Baji.
Baji encuentra repentinamente interesante la lengua de señas.
Chifuyu era sordo...
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En la vibrante y bulliciosa ciudad, donde cada callejón y rascacielos tiene su propia melodía, Chifuyu encontró su nuevo hogar. Un cambio de aires, un nuevo comienzo. Pero lo que no esperaba era que, justo al otro lado del pasillo, viviera alguien como Baji Keisuke.
Keisuke, con su sonrisa fácil y su energía contagiosa, no tardó en tocar a la puerta de Chifuyu, ofreciendo una cálida bienvenida y un plato de su especialidad casera. Chifuyu, aunque cautivado por la amabilidad de su vecino, sabía que comunicarse no sería tarea fácil.
Chifuyu le aseguró a un preocupado Keisuke que podrían entenderse a través de mensajes pero Keisuke, con una determinación que brillaba en sus ojos, decidió que eso no sería suficiente.
“Aprenderé lengua de señas, y así no habrá barreras entre nosotros.” declaró entonces.
Chifuyu, sorprendido y emocionado por la resolución de Baji, se ofreció a ser su maestro en ese silencioso arte. Y así, entre señas y sonrisas, comenzó una amistad que desafiaría el silencio, uniendo dos mundos en una ciudad que nunca duerme.
