𝐑𝐄𝐆𝐈𝐍𝐀 | ❝Pudimos haberlo tenido todo... pero tú decidiste vivir esa falsa vida que tienes en Auradon...❞
En donde Regina quiere robar la varita para conquistar Auradon y el Olimpo a su merced hasta lograr al fin su venganza.
En donde la dios...
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Narradora
En una habitación abandonada y oscura, suspiros y respiración aceleradas acompañadas con jadeos se oían por el sitio, no había nadie, ni un alma cerca del lugar en donde estaban, tan solo se encontraban Regina y Evie dejándose llevar por la lujuria y pasión del ambiente, como también la excitación que sus cuerpos tenían al sentir esa cercanía de la otra que disfrutaban de una manera más íntima, en la cama de un edificio abandonado, donde Regina solía quedarse dormir para evitar escuchar los ronquidos sonoros de Hades o usaba como guarida, donde se daba sus pocos lujos en la isla cuando robaba mercancía para sobrevivir.
Regina no tenía intenciones amorosas en ese primer encuentro lujurioso con Evie, tan solo quería probar aquel fruto prohibido que ahora mismo tenía frente suyo, y también quería complacer su cuerpo para tratar de calmar esa lujuria que tenía guardada hace bastante tiempo, gotas de sudor se deslizaban por el cuerpo de ambas, no sentían frío, todo lo contrario, sus cuerpos ardían a más no poder por los toques que ambas se brindaban sin pudor alguno bajo las sabanas y mantas que cubrían la mitad de sus cuerpos desnudos.
—J-Joder... ¡Evie!...— gimio Regina abrazando el cuerpo de Evie con fuerza mientras arqueaba su espalda pérdida en el placer, la diosa no sabía como es que Evie sabía dónde tocar o se había vuelto habilidosa, de todas maneras sabía como hacerlo muy bien, tanto que hasta la había hecho llegar a un orgasmo intenso que lo había gozado bastante
Luego de recuperarse de aquel intenso orgasmo, Regina cambió de posiciones quedando dejando a Evie debajo de su cuerpo, la cual esta última echó su cabeza hacia atrás soltando más jadeos y pequeños gemidos ahogados al sentir como Regina acercaba su mano y comenzaba a presionar sus dedos sobre su húmedo y sensible centro, un escalofrío recorrió toda su espina dorsal mientras arqueaba su espalda por el placer, abrazo más el cuerpo de su acompañante con fuerza apegandola más a su piel, clavando sus uñas en la espalda de la Diosa del Inframundo, rasguñandola y dejando marcas rojas por toda su piel pálida, sacándole gemidos de dolor y placer a la contraria al sentir una corriente eléctrica por todo su cuerpo.
—G-Gina...— susurró Evie agitada aferrándose al cuerpo del amor de su vida
—Suplicame.— susurró Regina aún algo jadeante y con tono autoritario en su oído mientras jugaba un poco con el sexo de la peliazul, haciendo cada vez más presión de manera lenta, volviendo loca a la princesa con el simple roce de sus dedos
—P-Por favor... n-no aguantare un rato más... por favor Regina hazme t-tuya...— suplico Evie al no aguantar la tortura temblando un poco por el mínimo placer que la descendiente de Hades la daba —S-Soy tuya...
La oji-verde mayor río a lo bajo sonriendo de lado, dejó una lamida lenta alrededor de todo el pezón de Evie notando como la peliazul se tensaba aún más, estaba torturandola del placer y le gustaba provocar esos estímulos en ella, se acercó más a los pechos de su acompañante y introducio un pezón a su boca, lamiendo y succionando a su gusto provocándole más gemidos y jadeos mientras masajeaba con rapidez y intensidad el clítoris de Evie, la oji-almendra siguió retorciendose debajo de Regina por el placer y rodeó sus piernas alrededor de la cintura de la diosa apegandola más a ella, no sabía como describir la sensación placentera, lo único que podía decir es que el momento era mágico y no quería que nunca acabará.
