Capítulo 26. ¿Y si bailamos...? [1/2]

106 21 1
                                    

POV Ari

Nos encontramos de camino hacia la entrada de la disco. Observo la inmensa cola que hay.

Dudo mucho que entremos rápido.

Para mi sorpresa, envés de dirigirnos hacia el final de la fila, los chicos se encaminan hacia la entrada. Justo donde hay un enorme hombre custodiando.

Nos detenemos enfrente de él.

— ¿Qué hay Jay? —dice Alex, sorprendiéndome.

Observo como se enfrenta a él con seguridad.

El guardia es un hombre alto, de tez clara, con el cabello rapado. Con una estatura sobrehumana y con el físico de un luchador.

Observo al guardia detallando al grupo. Aparece una minúscula sonrisa en sus labios.

— ¿Que hay chicos? —devuelve el saludo, y se chocan los puños. —tiempo de no verlos por aquí —su mirada recorre todo el grupo. Pero, por unos segundos, sé que sus ojos se posan sobre mí.

Sin poder evitarlo, alzo mi mirada y nuestros ojos se encuentran. Mantengo el contacto, pero lo rompo.

Escucho unos pasos resonar, así que volteo a ver de quien se trata.

Son los chicos que están a pocos metros de nosotros y vienen en nuestra dirección.

— Jay, hermano —escucho la voz de Chris abrirse paso. —¿Cómo has estado? —Chris extiende la mano, a lo que el guardia no duda en agarrarla, y se dan un abrazo.

Justo como todos los hombres lo hacen.

— No hemos podido venir por la espantosa universidad —comenta Scott con cierta frustración. —pero no te preocupes, ya nos veras más seguido —

— Eso espero —responde Jay, a modo de orden y broma.

Pasan los segundos y añade:

— Pero veo que vienen bien acompañados —

Siento unos pasos por detrás de mí.

— Sí, amigo —responde Alex. El calor que irradia su cuerpo llega a mí.

Así que fue él.

— Son nuestras amigas, y forman parte del grupo —antes de poder girarme para verlo, siento una mano cernirse sobre mi cadera.

— Así que te encargamos Jay —agrega Chris.

Volteo por sobre mi hombro. De primero me encuentro con el rostro serio de Alex, y luego paso a Chris, con una pizca de diversión plantada en el rostro.

— No te quitamos más el tiempo bro, te miramos al rato —dice Chris y vuelven a chocar los puños.

— Nos miramos después, chicos —responde Jay, mientras nos abre la puerta.

Entramos al local. Recorremos un estrecho pasillo.

Con cada paso que damos, más nos acercamos. La música se siente por todos lados.

Llegamos al final del pasillo, y las personas nos dan la bienvenida.

Justo enfrente de nosotros se extiende la pista de baile.

Las luces están apagadas, así que se me dificulta reconocer los rostros. Sin embargo, hay luces de colores que permiten distinguir las siluetas.

Más al fondo, logro vislumbrar una barra, en donde hay más luminosidad.

Es la única área iluminada.

Desvío mi mirada hacia un lugar retirado, en donde se vislumbran unos sillones y unas mesas.

El Caos de Ariadna © (editando)Where stories live. Discover now