Ojos Noche [Ranley]

Con su mirada de amante

Él siempre me recogía
Con su mirada de amante
Y me llevaba a lugares
Que yo no conocía
Cuándo me recogía

Hablábamos de la vida
Y de sus planes cambiantes
Hablábamos del presente
De ayudar a la gente
De los tiempos de antes

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Si pudiera describir a Ran Haitani, usaría palabras como: complicado e ilegible. Aunque como bien decía el mismo «Soy babélico» haciendo referencia a qué es confuso o crea confusión, y creo que eso era él.

También era una caja llena de sorpresas, podría haber días en que salieran flores de ella o una lluvia torrencial, pero siempre había algo inesperado.

Nuestro encuentro fue un desastre, nada de lo que sentirse orgulloso y sin embargo es algo que me gusta presumir.

Fue en una pelea entre nuestros grupos rivales, dónde casi sale muerto por tener el atrevimiento de tocar a mi dulce hermanito. Estuvo en el hospital por semanas, pregunté por su estado en cada uno de esos días porque antes de que aquella ambulancia lo trasladara, él a punto de perder la conciencia me dijo en tono suave «Vaya que golpeas fuerte. Soy masoquista, así que si sobrevivo, sal conmigo en compensación». Liberó un suspiro ondo y cerró sus ojos débilmente. Se desvaneció a mi lado. No lo toqué. Gritos de parte de Rindou venían detrás mío pero parecían tan lejanos, quedé paralizado unos breves segundos antes de que Souya me tomará del brazo sacándome de ahí.

Apenas salió, estuve en la entrada esperando, no sabía que me llevó a estar en ese lugar. En un impulso corrí cuando Rindou me dió la noticia por llamada de que lo darían de alta en horas, no me arrepiento de haber ido.

Aquel día sería el primero de muchas tardes inolvidables. Me miró con sus ojos violetas en un tono profundo, con una sonrisa cínica acompañada de una risa estruendosa.

«Me alegro verte, calabazita»

Quería golpearlo, me contuve por piedad y por súplicas de su hermano. Era un idiota prepotente y que alardeaba en cada oportunidad. Me sentí tonto de preocuparme pero no me fui.

«Me da gusto saber que no te maté princesa, el cargo de conciencia me iba a perseguir por hacer llorar a tu hermanito»

Su sonrisa bobalicona no dejó su rostro, solo me llevó con él. Sin pedir permiso me tomó de la mano, me subió a su auto, le dió órdenes a su chófer y no dijo nada. Debí objetar, más no lo hice. En silencio me deje ser.

En el piso alto de un edificio, vimos juntos la Luna por primera vez.

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Será una historia corta, y con una continuación desde la perspectiva de Ran.
Espero les guste. :)