Memories of You

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Había momentos en los que Kitagawa Marin se tomaba un segundo para sí misma y sólo pensaba en su vida.

Estos momentos solían llegarle en plena noche, sin que fueran fruto de la ansiedad o el insomnio, sino simplemente un momento de tranquilidad sin distracciones.

A veces se trataba de cosas triviales, cosas que ella sabía que no significaban mucho, pero que aún así disfrutaba. Por ejemplo, probarse ropa o joyas nuevas. En momentos como esos solía pensar en nuevos conjuntos que podía probar hasta que terminaba por quedarse dormida.

Otras veces se trataba de cosas más importantes. Como la escuela o un examen próximo. Este tipo de temas no le gustaban, la escuela era divertida. Los exámenes no lo eran.

Rara vez Kitagawa Marin pensaba en el futuro. Era una persona que vivía el presente. Hacía las cosas por capricho, simplemente porque le parecían bien. Algunos podrían considerarla una tonta por ello, pero a ella le gustaba cómo era. No cambiaría eso. ¿Y qué si le gustaba el anime y el cosplay? Nadie podía juzgarla por ello, y si lo hacían, no valía la pena hablar con ellos. El anime y el manga eran su vida. Ocupaban la mayor parte de sus pensamientos y su tiempo libre.

El proceso de pensamiento de Marin se detuvo allí, antes de retroceder un poco.

El anime y el manga solían ocupar la mayor parte de su tiempo. Rectificó.

De alguna manera, cada vez que tenía un tiempo a solas, sus pensamientos siempre acababan derivando hacia una persona. Al igual que siempre se encontraba tratando de pasar todo el tiempo posible con esa misma persona.

Gojou Wakana.

Su amigo. Creador de trajes. Fotógrafo. Experto en muñecas Hina. Tonto despistado. Faro brillante de esperanza.

Cualquier etiqueta tonta que pudiera ponerle a su relación actual, era insuficiente para todas las experiencias que habían vivido juntos y para la mezcla absoluta de emociones que sentía hacia él.

Amor.

Era vergonzoso y le hacía enrojecer las mejillas cada vez que pensaba en ello. Hacía que su mente entrara en un frenesí y que no pudiera evitar sonreír como una absoluta idiota.

Pero se sentía bien.

No sabía cuándo se había convertido en amor. Pero podía recordar el momento exacto en que todo encajó y se dio cuenta de que le gustaba.

En el tren de vuelta a casa después de su primera exposición. Con el cosplay de Shizuku-tan que él hizo para ella doblado cuidadosamente dentro de su bolso.

No llamaba preciosa a nada ni a nadie porque sí. Tenía que decirlo en serio. Y eso es lo que le llamó a ella.

Preciosa.

Era como despertarse después de una larga siesta, o quizás como probar una nueva receta y darse cuenta de que se han perdido muchos detalles. O tal vez darse cuenta de la respuesta a un difícil rompecabezas.

Había tantas analogías diferentes que podría utilizar, pero ninguna de ellas haría justicia a ese momento.

Para ella... todo pareció encajar en su sitio después de eso.

Sus palabras amables, cómo era siempre honesto con ella. Cómo luchaba con el nerviosismo pero siempre se esforzaba. Cómo no entendía del todo el anime, pero siempre lo intentaba. Cómo se las arreglaba con la ropa tradicional y también con cualquier otro tipo de ropa. Cómo reaccionaba siempre tan bien cuando se burlaban de él y, al mismo tiempo, hacía que su corazón se acelerara. Cómo se las arreglaba para que cada día juntos fuera divertido.

Recuerdos de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora