Una buena noticia acompañada de un dulce beso (parte 1)

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Eran tan solo las cinco de la madrugada y Ranpo ya había comenzado con sus berrinches...

    ⁃    No quiero ir a trabajar Edgaaar, quiero estar contigo, as algo- decía el menor mientras desayunaba e hacía que lloraba-

    ⁃    Ay, es q-que no sé que puedo hacer al respecto cariño- respondía el mayor a los berrinches de Ranpo-

    ⁃    Si te doy una bolsa de dulces, te... te olvidarás de esto p-por una semana?- Preguntó el mayor nervioso-

    ⁃    Bueno! Pero que sean dos, aunque no es fácil de olvidar.. Pero puedo hacer cómo que se me olvidó- respondió de inmediato el menor-

    ⁃    Está bien- dijo Edgar con una dulce sonrisa-

Ambos terminaron de desayunar y Edgar llevó a Ranpo a su trabajo algo apresurado porque estaba llegando tardé a la escuela... Si, Edgar seguía dando clases de literatura en la escuela ¡Pero no por mucho! Edgar había considerado la idea de renunciar a su trabajo para poder pasar más tiempo con su amado Ranpo, pero no lo había echo porque de igual forma Ranpo trabajaría y no tendrían tiempo para estar juntos, por lo que resignado decidió nuevamente quitarse esa idea de la cabeza...

Eran las seis en punto de la tarde y Edgar por fin había terminado, estaba tan agotado y lo único que quería en ese momento era a su amado esposo pero lamentablemente "Su amado esposo" estaba en ese momento trabajando, nuevamente esa loca idea de renunciar a su trabajo se hizo presente en su cabeza, Edgar se preguntaba a si mismo ¿Por qué? Acaso no entiendes que si renuncio a mi trabajo todo seguirá de igual forma porque ahora será Ranpo el que trabajara y no estará?
Edgar estresado fue a comprar las dos bolsas de dulces que le había prometido a Ranpo.

Cuando llegó por fin a su departamento y obviamente encontrando aquel lugar completamente vacío ya que Ranpo se llevaba a Karl a su trabajo, volvió a su cabeza aquella idea de renunciar a su trabajo, Edgar ya cansado decidió ignorarse a si mismo y comenzar a hacer la comida ya que Ranpo llegaría tarde y tendría hambre...

Cuando terminó de cocinar se sentó en la mesa a esperar a que su esposo viniese para servir la comida.

Mi libro contigo "Ranpoe"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora