¿Por qué eres así, Querido Diario? ¡Debiste desearme más suerte! La que me mandaste no fue suficiente.
Arruiné todo ¡Todo!
La pijama empezó bien, ordenamos pizza, bebimos sodas y reímos. Todo iba perfecto pero algo de ella me atrapó ¿Qué? Platónico es esto.
Al pasar las horas es difícil de explicar. Íbamos bien, sin mencionar cuando pensé en lo lindo que le quedaba la pijama de calaveras, o la mirada que me cautivo. Me peinó el cabello, y yo intenté hacer lo mismo. Debo de admitir que mi trenza no quedo tan bien.
¡No es mi culpa! Seguía nerviosa, emocionada y ansiosa por tenerla tan cerca.
¡Repito! Íbamos bien pero paso algo, así de imprevisto ¡La bese! ¡Al fin la bese! Estaba tan... Contenta y embriagada de emociones que mi mente se quedó en blanco.
Y entonces me ví en el reflejo de mi espejo frente a la cama. Y volví en mí.
¡Esto no está bien! ¡No puede ser! ¡Arruiné todo! ¡Maldición! ¡¿Cómo pude hacerlo?! No puedo tranquilizarme, estoy histérica ¡Esto no debió pasar! ¡No puedo perder todo hoy!
No sé que hacer. La chica perfecta no es una cobarde, pero ahora estoy encerrada en mi baño como cuarto de escape.
—Diana.
