01 - Junio 12.

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A veces me pregunto cuántos años han pasado y me sorprende que la enfermera –se llama Alice– me mire por sobre los cristales de sus gafas y me responda frívolamente que «siete», aunque siempre me da la impresión de que me miente. El doctor dice que es un efecto secundario de los medicamentos para dormir, pero hasta que no presente síntomas de ansiedad no puedo dejar de tomarlos; yo aún pienso que son placebos.

Dos hombres de pantalones e insignias en sus camisas me han visitado hoy. Nuevamente me han dicho que legimite lo ocurrido con el Galaxia II. Me pidieron que escriba todo lo que se me venga a la mente con respecto a ese tema en cuestión, todo; al parecer ya no están conformes con mis testimonios ni aquí, ni en ninguna parte. También que hiciera como si estuviese sentada nuevamente en el banquillo:

—¿Jura decir la verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad, con ayuda y voluntad de Dios Todopoderoso?

—Lo juro.

—Diga su nombre.

Mi nombre es Quinn Airgone, y estuve en la octava misión que procedió a la señal de rescate de Ventrexia, la metrópolis espacial creada y puesta a prueba por Ludwing Padereswskii y Alfred Dugardt con más de trescientas mil personas habitándola. A juzgar por lo que me dijo Alice, la enfermera, tendría que tener treinta y dos años; tenía veinticinco cuando ocurrió el accidente. Ocupaba el puesto de alférez cuando me llamaron a abordar la nave Galaxia II junto a otros doce compañeros. Y estoy cansada, muy cansada. Mañana sigo.

Berenice [Quinn Airgone | Final Space Au] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora