Capítulo 5

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Era otro día más que no veía al chico de la parada, era otro día que no me podía alegrar solo por verlo. Era otro día que no aparecía esa luz que me ilumina; verlo me hacía bien, me hacía sentir feliz? No se si feliz pero si un poco de color en mi dia. Era como si la oscuridad desapareciera... Pero creo que el universo me estaba dando señales para que ya me vaya olvidando de él y siga adelante con mi aburrida y fracasada vida que tenía. Lamentablemente no podía  hacer eso de la noche a la mañana, créanme, ya lo había intentado varias veces y no funcionaba. Supongo que (en el caso de que quería  hacerlo de verdad) me iba a tomar un largo tiempo sacarmelo de la cabeza, o tal vez nunca lo iba hacer y muriera pensando en él.

¿Por qué no lo podía  olvidar? 

¿Por qué seguía dando vueltas y vueltas en mi cabeza? 

¿Por qué no desaparecía de mi mente? 

¿Había hecho algo para no olvidarlo? Si, ¿enamorarme de él? ¿Eso hice? ¿Realmente me había enamorado de alguien que no conocía?

 Lo triste era que el próximo año ya no lo iba  a poder verlo, ese mismo año terminaba  la secundaria… 

Me aferraba a la idea de que lo iba  a ver  algún día cuando fuera a comprar a la ruta, o cuando fuera a tomar el colectivo. O tal vez algún día caminando por la calle y nos cruzaramos por el camino yo que sé… Pero tal vez nada iba a ser  verdad, ¿Era ese el momento de olvidarlo por completo?, lo que deseaba en esos momentos era verlo por última vez, sólo me conformaba con verlo, no pedía nada más que eso, ni siquiera  hablar con él. 

Cerré  los ojos con fuerza y le pedí  al universo que aparezca mágicamente ahí en esa parada, lo pedí  con todas mis fuerzas, pero al abrir los ojos no lo vi ahí,  ni a mi alrededor, ni siquiera en la otra cuadra, en cambio sólo se encontraba mi vecina Marta o como más la conocían en el barrio la chusma que sabe todo lo que pasa.

Seguía  en la oscuridad, sin el único rayo de luz que hacía brillar un poquito mi vida, he iba seguir el  resto del día.

Al llegar a la escuela Alex me saludó con una sonrisa de oreja a oreja mientras yo seguía con mi cara de culo característico.

—¿Se puede saber por qué tanta alegría a está hora de la mañana? —le pregunté. 

—Cuando llegue Dina les voy a contar todo.

—¿Solo nosotras dos?

—Si viene Selene también se lo voy a contar —dijo  rodando los ojos.

De repente se me quedó  mirando fijo, entrecerrando los ojos. Se dio cuenta de que algo me pasaba.

—¿Qué te pasa? — preguntó preocupado.

—Nada.

—¿Segura? — Asentí con la cabeza. —No te creo, pero no te voy a presionar, si queres hablar acá estoy —algo bueno que tenía Alex era que siempre te dejaba tu espacio.

Alex se dio la vuelta, mirando a la pizarra, y yo me quedé recalculando sus palabras.

No ver al chico me hacía sentir mal, me ponía triste, creo que él era como una droga para mí, una droga que necesitaba consumir día a día para sentirme feliz. Pero no sería del todo correcto, más bien, si me detengo a pensarlo, lo compararía con la única definición de medicina que conocía. 

 Alex nos dejó  con intriga  hasta la hora del recreo.

—Habla de una vez —le dijo Selene —, nos estamos muriendo de intriga —habló por nosotras.

Alex lo miró de reojo.

— Bueno tengo que contarles algo muy importante —se calló por un instante,  como sí esperara que alguna de nosotras lo interrumpiera — . Hoy las dos...las tres —se corrigió  rápidamente —van a conocer al chico que me gusta.

 .Where stories live. Discover now