Renjun estaba seguro de que ese había sido el mejor cumpleaños de su vida, luego de la charla con Jeno, todo había mejorado de sobre manera. Yiren lo miraba con orgullo, sintiéndose sumamente feliz, sabía que Jeno podría cuidar de su pequeño hermano, podría darle mucho cariño y apoyo cuando más lo necesitara, porque ella también había visto cualidades en Jeno más allá de su físico que nadie más se tomaba las molestias de ver, y estaba feliz de que Renjun tuviera la oportunidad de tenerlo a su lado, algo con lo que ella habia fantaseado en varias ocasiones.
Pero eso ya no importaba en lo absoluto.
A eso de las siete de la noche, Renjun se despidió de Jeno, siendo éste el último en irse. Cerró la puerta tras él con una enorme sonrisa llena de ilusión, sintiendo un revoltijo en su estómago a causa del pequeño y dulce beso de despedida.
Estaba enamorado, y era un hecho.
─Yiren, mira.─Sacó el contenido de la bolsa de regalo que mandó la señora Lee.─¡Son moldes para mis galletas!
Renjun le mostró a la rubia los pequeños moldes de diferentes formas, emocionado por usarlas.
─Deberías llevarle algunas a la señora Lee.─Sugirió con una sonrisa.─Pero hazlo mañana, ¿Quieres comer lo que quedó de pastel y vemos una película?
El rubio asintió rápidamente, viendo a su hermana desaparecer en la cocina. Suspiró aliviado, trató de tocar el tema de Jeno con ella, pero cuando empezó a hablar, ella lo detuvo, repitiéndole que todo estaba bien, que lo seguía queriendo como siempre y que nada iba a cambiar entre ellos, dejándolo totalmente satisfecho y aliviado, no quería perder el amor y cariño de su hermana por algo así.
─Gracias por este día.─Le dijo a la rubia un rato después mientras veían una película animada.
─Lo mejor para mi lindo hermanito.─Pellizcó su mejilla de manera divertida.
Renjun sonrió, no cambiaría los eventos de ese día por nada del mundo.
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─¿Ya todo está bien con Renjun?─Preguntó Jimin mientras comía por primera vez en el día una de las galletas que Jeno había hecho.
─Sí, todo bien.─Asintió, probando sus propias galletas, haciendo una mueca de disgusto.─¡Qué asco!─Escupió lo que había mordido.─¿¡Por qué no me dijeron que sabían tan mal!?─Exclamó hacía sus mejores amigos que simplemente sonrieron apenados.
─No están tan mal, solo un poco-demasiado saladas.─Respondió Jaemin.─¿¡Cómo confundiste la azúcar con sal, Lee!?
─No puede ser, esto es tan vergonzoso.─Cubrió su rostro con sus manos.─Le di como cinco a Junnie.─Looriqueo mientras pataleaba.
─Por lo menos el pastel estaba bueno.─Comentó Jimin, tratando de animar a su avergonzado amigo.─Estoy seguro de que entendió todos tus dibujos.
