- I. you?

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George

Vió a Paul llegar con una camiseta que nunca antes le había visto. Se parecía a la que aquél chico de ojos cielo había recogido en la tienda.

«Podría ser...»

— Macca —saludó—. ¿Camiseta nueva?

Paul asintió. 

—Sí. Fue un regalo de un viejo amigo, ya sabes, por mi cumpleaños—explicó.

— ¡Feliz cumpleaños!

—Ya me lo dijiste ayer, George...diez veces. Pero gracias, supongo.

George sonrió.

—Y...tu amigo, ¿de casualidad tiene pelo café oscuro y ojos azules? —preguntó, tratando de sonar casual.

Tratando.

Paul alzó una ceja.

—¿Te he hablado sobre Richard?

— ¿Se llama Richard?

— ¿Estamos hablando de la misma persona?

Silencio.

—Es que creo que lo vi cuando te compraba la camiseta. Llevaba su pijama, y pantuflas de conejo—hizo memoria—. También golpeó al chico del mostrador alegando que su pene no era afeminado.

Paul río.

—Ese es Ringo. De hecho, creo que hoy es su primer día aquí, en la escuela—comentó el alto.

— ¿Es nuevo en la ciudad o algo?

—En realidad no. Lo que pasa es que mandaron a su madre Los Ángeles hace unos años por su trabajo, pero ya la devolvieron a Londres.

—Genial—contestó, antes de que entrara la maestra para iniciar la clase.

Richard

La escuela no era el mejor lugar de todos. Tan pronto como se presentó en la institución, Richard ya tenía miles de ojos posados sobre él y hasta algunas burlas.

Al parecer llevar un suéter rosa con gatitos no era bien visto.

Se encaminó hasta el salón de su primera clase; Historia. La tenía con Paul. Al menos no sería tan agobiante el presentarse con una cara conocida entre el bullicio.

Entró al salón, habló con la maestra un momento y después se paró en frente.

—Chicos, tenemos un alumno nuevo. Preséntate, cariño—habló la mujer, mirando a Starkey.

Éste gruñó ante la palabra cariño.

—Me llamo Richard Starkey... espero llevarme bien con todos—dijo, con un claro tono sarcástico que sólo Paul pudo detectar.

—Muy bien, ¿alguna pregunta que quieran hacerle a Richard? —continuó la maestra.

El ojiazul ya empezaba a odiarla.

Un chico levantó la mano.

— ¿Por qué usas rosa? ¿Eres gay? —y unos cuantos soltaron una risa.

— ¡Pete! —regaño la maestra.

—No, está bien—dijo Richard—. Respondiendo tus preguntas; uso rosa porque, sino lo sabias, es un color también. Y no, no soy gay. ¿Tú sí? A juzgar por tu corte de pelo yo creo que sí—finalizó y sin esperar un permiso, se fue a sentar a un lado del castaño. La clase se quedó en silencio a excepción de algunos cuantos que reían.

—Bien...creo que es momento de comenzar. Abran su libro en la página 132—comenzó la mujer.

—Ringo, hermano, no has cambiado—comentó Paul sonriendo cuando la mujer estuvo lo suficientemente distraída como para no escucharlos.

—No sé a qué te refieres. Yo sólo dije la verdad, ese peinado es demasiado gay—contestó.

George rió sin querer.

— ¡Ah,Ringo! Éste es Geo, un amigo—dijo, señalando al mencionado—. Me comentaba que te había visto, cuando comprabas mi regalo.

—Ahh...sí...también nos vimos en el parque—contestó, viendo a Harrison—. Se rió de mí.

— ¡Claro que no! —se defendió—. No me reí de ti, me reí contigo.

Richard bufó.

—Estabas como a dos metros de mí y sólo me miraste y te reíste.

—En mi defensa, fue por tu camiseta, no por ti.

— ¿Perdón? Esa es mi camisa favorita.

—Tiene a un pug con un arcoíris, ¿Qué clase de playera es esa?

—Fue un regalo. De mi abuela, genio.

—Mi abuela me da dinero.

— ¡Pues porque no te quiere!

— ¡Chicos, basta! —los paró Paul, entre risas. —No llevan ni media hora de conocerse y ya se están peleando como casados, Dios.

George rió y Richard bufó.

George

Richard le había agradado. Justo ahora iba junto con Paul a buscarlo puesto que después de Historia a Richard le tocó Química y a ellos Matemáticas. Lo vio de lejos, estaba hablando con alguien.

Pete.

Al parecer el más alto quería hacerle algo por lo de la clase pasada.

«Inmaduro»

Iba a detenerlo, pero sintió la mano de McCartney en su pecho.

—No te entrometas, George.

—Pero...

—Sé lo que te digo, no lo hagas.

Se detuvo y se dedicó a observar la escena.

—Yo no soy un maricón, como tú—escupió Pete, lanzando a Richard contra los casilleros.

El de celeste mirar se quejó.

—Ya, entiendo. Pero, grandulón, si yo fuera tú, no estaría perdiendo el tiempo con "maricones" —hizo comillas con las manos.

— ¿A qué te refieres?

—Tu novia, ¿rubia, no? Se está besando con lo que parece ser... ¡tu mejor amigo! —avisó con falsa sorpresa.

El otro chico rápidamente se volteó, dejando a Richard.

Uno. Dos. Tres.

— ¡Espera, Michelle no es rubi-...!—volvió a voltearse, sin embargo, sus palabras quedaron en el aire al momento que sintió un horrible ardor en sus ojos.

Richard le había echado gas pimienta.

—No me vuelvas a tocar, engendro—y se fue.

— ¿Qué fue eso? —preguntó el castaño, siguiendo junto a Paul al más pequeño.

— Ringo defendiéndose—contestó simple.

— ¿Con gas pimienta?

— No le gustan los golpes.

George sonrió.

. . .

𝐁𝐢𝐭𝐭𝐞𝐫𝐬𝐰𝐞𝐞𝐭||𝐒𝐭𝐚𝐫𝐫𝐢𝐬𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora