Capítulo 9: Segundos

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87 días antes de la lesión. Casa de Diana del Catillo. Lyon, Francia.

Me recosté del sofá porque no podía seguir manteniendo mi propio peso por más tiempo, no sé porque a Adams no se le había ocurrido la brillante idea de hacer una investigación profunda sobre la vida que me estaba ofreciendo.

Me estás jodiendo Valen. – Digo incrédula. – Esto no puede ser, ¿sabes lo que puede significar para mí?

El principal sospechoso es Gonzalo Mendoza. – Relato sentándose frente a mí ignorando mis palabras. – ¿Sabes de quién es hijo el fulano Mendoza? – Pregunta esperando que yo responda pero solo hago una negación con la cabeza. – Del mayor empresario de la industria musical de todo el mundo además de que es socio en la industria del entretenimiento DE UN EX PRESIDENTE te debes imaginar cuál es, que estaba en ejercicio el mismo año que esto ocurrió.

Esto es imposible. – Comento mientras no puedo dejar de negar. – Piénsalo con cabeza fría por 2 segundos, no tiene sentido parece un fanfic nena.

¿Qué es un fanfic? – Pregunta riendo para a los pocos segundos seguir hablando. – Y no es lo peor Adivina ¿Quién es el fulano Mendoza?

Ella todavía no pierde esa insoportable sonrisa, estoy segura que ella está disfrutando que todo esto haya salido mal porque no me ayudó ella. Los programas de testigos siempre suelen crear vidas, no asumir las de otras personas, nunca entendí porque a mí me dieron la vida de alguien más.

No tengo idea de quien es fulano Mendoza capitana MacQuoid. – Respondo imitando su tono de voz y sonriendo porque la verdad el tema ya es gracioso.

DZA.

¿Qué? ¡Me estás jodiendo! – Afirmo sin poder creerlo. – AMO A DZA.

DZA es el cantante sensación del momento, en uno donde pocos destacaban. Pero ahora entiendo porque destacó.

¡ES EL PUTO CANTANTE DEL MOMENTO! – Gritan dejándose caer a mi lado terminando acostada en mis piernas. – ¿Alguien que no lo ame? Y lo hacen porque yo no tomé este caso, porque estaría cantando en la cárcel.

No sabes si es culpable. – Afirmo acariciando su cabello.

Extrañaba a Valentia, extrañaba demasiado a mi amiga, esa amiga que tuve por cinco años, sin celos, sin malos ratos, sin Agnes, sin boda, sin un montón de desastres que vinieron luego de un millón de malas decisiones.

Hay que enfrentarlos, ellos tienen que sacarse los ojos están a nada de hacerlo. – Comenta desde el mismo lugar. – TODOS trapos sucios, oscuros y cochinos. Por eso quieren descubrir que no eres Diana, para desviar la atención de que son cinco tontos que en secundaria que casi provocan una guerra mundial.

Solo Helena quiere descubrir quién soy. – Digo suspirando y pensando en mis siguientes palabras, ¿realmente quiero sabe más de aquello?

¿Estás realmente segura de que los demás no lo sospechan? A mí me parece demasiada casualidad que aparecieran juntos. – Dice ella con su tono de poli.

La verdad Valentia tiene muchos defectos, pero es la jefa de su departamento por una razón. Cuando tiene una intuición no se equivoca, nunca se equivoca.

¿No me pudieron conseguir alguien de la Antártida? – Pregunto sarcástica acariciando su cabello sin dejar de ver al vitral en mi costado.

Adams no es la mejor en esto. – Afirma estoy segura que con una sonrisa. – Debiste pedirme ayuda a mí no a ella. – Después de aquellas palabras se levanta de su lugar volviendo a los documentos frente a ambas. – Sigo pensando porque te dieron alguien que ya existía, algo quieren con este caso, pero ¿qué?

La última obsesión.Where stories live. Discover now