☑︎ 𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐥𝐥 ✫

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Justo en ese instante Jake lamentaba que su cámara estuviera en un lugar tan lejano como la habitación de sus cuidadores. Adoraba tomar fotos de cosas (o en este caso, personas) dignas de admirar como lo era cierto adolescente con su concentración puesta en la película que pasaban.

Estaban sentados en el sofá de la sala de estar, con las luces apagadas y SungHoon luciendo tan hermoso, sonriéndole a la pantalla, con el cabello rubio alborotado y los ojos brillando por la escena cliché que conocía de memoria, ya que un puchero era suficiente para convencerlo de ver el mismo filme una y otra vez.

Sabía que debía ser más sutil a la hora de ocultar su fascinación por él, pero la verdad es que no podía apartar la mirada de su rostro, su belleza era exuberante al punto de hacerlo parecer aterrador. Jake no sabía en qué momento sucedió, a medida que fue creciendo noto que su amor por SungHoon no era diferente al que SooBin sentía por el hyung con olor a frambuesas.

A pesar de que la película le había aburrido hace tiempo, no le molestaba esperar a que la misma terminará, entreteniéndose al detallar al adolescente a su lado, sin embargo, su trasero entumecido pedía clemencia.
Esta no era la primera vez que realizaba algo que le disgustaba por el mayor, de hecho, estaba acostumbrado a cumplir sus caprichos, ¡no era su culpa! Todos sabían que era su punto débil.

Veinte minutos después, era imposible ocultar su impaciencia, resoplando en múltiples ocasiones hasta que no pudo mantenerse en un sólo sitio. Acabó recostándose en el regazo del rubio, dejando escapar bufidos en forma de queja.

Estoy aburrido. dijo finalmente. Los orbes fulminantes de SungHoon se desviaron a su dirección para escanear su rostro con indignación, está no podía ser más fingida. En serio estoy muy aburrido. Tan...tan aburrido... Podría morir de aburrimiento.

¿Qué?

¡Por favor, Hoonnie! Hemos visto esta película cientos de veces. Hagamos una cosa divertida. Jake rogó con un puchero, su mano inquieta tirando hacía abajo la camisa del aludido.

Realmente quería salir de casa, habían inaugurado un nuevo Skatepark al que deseaba ir. Según las palabras de TaeHyun, el lugar estaba "súper ultra mega genial".

Por esta vez dejaré que decidas lo que haremos, tómalo como uno de tus regalos. lo señaló en sentencia, sus ojos entrecerrándose. Tan pronto como habló, visualizó una sonrisa gigante en los labios del menor.

"Está en modo bebé", pensó SungHoon.

¡Gracias! ¡Eres el mejor! dicho esto, corrió a la habitación para colocarse sus zapatos deportivos.

Jake no cabía en sí mismo de la felicidad, estar encerrado en casa lo desanimaba, así que salir con SungHoon siempre era emocionante. En su cabeza enamoradiza se grabó la palabra cita en ella. No debía hacerse ilusiones. Pero eso no evitó que tomara la loción nueva que SooBin había puesto en su mesa de noche como obsequio.

Sus ojitos se arrugaron cuando volvió a la sala y el mayor le tendía su abrigo con una mirada cariñosa.

¿Estás listo, Jakey? preguntó divertido al lobito. Estaba sonriéndole.

¡Nací listo! Jake acortó la distancia en un salto efusivo, poniéndose el abrigo que se le era extendido y entrelazando suavemente sus dedos con los de SungHoon.

No estaban sorprendidos por el clima frío ni las oscuras nubes en el cielo dado que era el primer día de septiembre, se acercaba el invierno. SungHoon era uno de los que disfrutaba de esta sensación en general, le fascinaba ir con Jake a realizar muñecos de nieve y ponerse grandes y calientitos suéteres de lana hechos por el hyung bueno (sí, tenía quince años y seguía llamando a su cuidador de esa forma, demándenlo) Además era la época donde podía acurrucarse con el menor con el pretexto de que debían entrar en calor para no enfermarse.

¡𝗘𝘀 𝗺𝗶𝗼! ✾ 𝗝𝗮𝗸𝗲𝗛𝗼𝗼𝗻Where stories live. Discover now