little deer

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Tzuyu sabía que algo estaba mal desde que ese viernes en el que llegó JiHyo con un olor a perfume diferente. No era el que se había puesto antes de ir a "estudiar".

La menor contaba con muchas inseguridades, sus antiguas relaciones siempre fueron acabadas por infidelidades de las cuales siempre era víctima ella. Hasta que llegó JiHyo. JiHyo, Park JiHyo, esa nueva estudiante en su universidad que apenas llegó, intentó entablar una amistad con Tzuyu.

Debía admitir que en un principio la surcoreana le asustó, pues llegó bastante confiada. Le daba algo de miedo, pero jamás le rechazó que se juntara con ella ni con sus amigas. Sabía que no debía excluir a nadie, no lo debía hacer como lo hicieron con ella. No debía desquitar su tristeza con personas inocentes.

La surcoreana era mayor que ella, así que no tenía la oportunidad de verla todo el día. Normalmente la veía en la entrada, en el descanso o en la salida, pues JiHyo siempre la acompañaba hasta la parada de autobús.

Tzuyu era muy conocida por ser parte del equipo de arquería, la mejor de todas. Con decenas de medallas otorgadas por sus buenas calificaciones y buena puntería. Era admirada por muchos, y envidiada por otros.

Muchas personas podrían admirar a Tzuyu, pero ella solo admiraba a JiHyo. Una chica que no se doblaba ante nada, siempre siendo fuerte y mostrando que nada le afectaba. Era como un muro sin posibilidad de dañar.

Pronto, esa admiración se combinó con un enamoramiento fuerte, el cual no quería aceptar por miedo a volver a caer en el lado oscuro del amor. Había sufrido demasiado ya, no quería volver a hacerlo porque estaba segura que jamás podría volver a amar a una persona. Tenía mucho miedo.

Pero, de alguna u otra forma, logró confesarle sus sentimientos a JiHyo mediante una carta que dejó en su mochila durante el almuerzo. Y, JiHyo la aceptó, porque la surcoreana igualmente estaba enamorada de ella.

Una gran mentira.

Desde que al abrazar a JiHyo como comúnmente lo hacía cuando llegaba a su casa como todos los viernes en las tardes, olió un perfume diferente, un olor a mora que jamás había notado en el cuerpo de JiHyo. Para empezar, a Park no le gustaba usar ese tipo de olores. Y a Tzuyu casi le da una arcada al olfatear tan dulce olor, le causo náuseas casi al instante, pero lo ocultó.

Inevitablemente, desde ese momento, los monstruos que originalmente se llamaban inseguridades, comenzaron a atormentarla día y noche nuevamente. Como un niño pequeño siendo aterrorizado por el monstruo del armario. Sentía como si estuviera en una habitación completamente blanca, conviviendo con sus peores miedos. Sin escapatoria, sin ayuda, sin voz para pedirla. Sin nadie que la protegiera.

Pero, en vez de volverse celosa y posesiva, lloraba. Lloraba cuando nadie la veía. Sentía una punzada de dolor en su pecho cuando veía a JiHyo con personas que no conocía.

No quería volver a ser utilizada.

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