Capítulo 19

1.6K 253 107
                                    

—¡Queda poco para nuestro cumpleaños!

—¡Y queremos que vengas!

Akaashi sonrió y miró a Bokuto.

—¿Cuándo es?

—20 de agosto —respondió—, planeábamos hacer una fiesta en casa e invitar a sus amigos y unos familiares. También mis amigos.

—¿Con familiares te refieres a tu madre? —Akaashi hizo una mueca y Bokuto soltó una risa mientras asentía.

—También vendrá la familia de Saori.

Estuvieron toda la tarde juntos, los niños hicieron correr a Akaashi de aquí para allá; pidiendo que los cargaran y que jugaran con ellos. Desde lejos, algunos fotógrafos podían ver —o creían— que eran una familia. Actuaban con tanta naturalidad que cualquier persona del exterior pensaría algo erróneo.

Al final del día, cuando el sol se había escondido para dar paso a la brillante luna, volvieron a la casa de Bokuto. Los niños tuvieron que despedirse, porque el mayor los había obligado a ir a bañarse.

—Ya debería irme, entonces... —dijo el pelinegro con clara incomodidad mientras salía de la casa. Bokuto se quedó en la puerta, con una sonrisa entre sus labios.

—Sí... —Él no quería que se fuera, pero no tenía ninguna excusa para que Akaashi accediera a quedarse—, supongo que Kuroo está esperándote.

—Oh, sí —sonrió apenado—. Me mandó 20 mil mensajes quejándose de que falté a todo por los niños... Pero no me importa mucho, sé que no está enojado en serio.

—De todos modos, te deseo suerte —Akaashi soltó una risa y asintió, jugando con la parte de arriba de su oreja: estaba nervioso. —¿Nos vemos?

—Sí, s-seguro. Volveremos a vernos.

Pero Akaashi realmente no quería irse, así que sus piernas no se movieron y sus pies no se despegaron del pórtico de la mansión. Bokuto no cerró la puerta, por lo cual se quedaron mirando fijamente sin saber qué decir.

Por un lado, el de cabellos bicolores, solo quería tomarlo y besarlo ahí mismo, después le rogaría que se quedara con él pero era solo su imaginación.

Akaashi, por otro lado, quería intentar hablar con Bokuto. Quería saber si tenía alguna oportunidad con él otra vez, pero los recuerdos del pasado lo congelaban en su lugar y lo hacían replantarse sus decisiones.

—Sí... los niños me están esperando para bañarse —Bokuto dijo después del incómodo silencio—. Avísame cuando estés en tu casa, ¿sí?

Akaashi mordió su labio inferior y asintió.

—Claro, nos vemos. Déjale saludos a Seijun.

Cuando Bokuto cerró la puerta a sus espaldas, quiso llorar. Se sentía tonto por muchas razones. Sin embargo, el grito de sus hijos llamándolo para que se apurase lo devolvió a la realidad. Así que soltando un suspiro, subió las escaleras con pesar.

Mientras controlaba que sus hijos se bañaban, pensó en todo lo que había pasado la noche anterior.

Él mismo había dicho que no tenían nada, pero la noche anterior había tenido el coraje —bajo los efectos del alcohol— de decirle todo lo contrario.

Así que no tenía derecho a sentirse mal o algo por el estilo, podía culparse por ser un idiota o podía arrepentirse de sus decisiones, más querer llorar de tristeza no era algo que se permitiría.

—¡Papá, sécame el cabello! —pidió Katsuo parado en la cama después de haberse cambiado con ayuda del de cabellos bicolores.

—Está bien, pero bájate ya. Puedes caerte.

Seeing You Again | BokuakaWhere stories live. Discover now