Capítulo 28

2.3K 334 5
                                    

31 de octubre

Querubín saltaba de la emoción y agarraba con fuerza la mano de Vincent mientras comenzaba a llegar gente nueva. Toda la mañana se habían estado preparando para la gran fiesta de Halloween de esta noche. Todos habían colaborado. Se habían colocado mesas y sillas. Se habían colocado dos grandes pilas de leña en un campo vacío para la fogata más tarde esa noche. Los farolillos de calabaza y nabo se colocaron por todo el lugar con una vela adentro lista para ser encendida. Querubín había pasado la mayor parte del día en la cocina ayudando a hacer galletas, pasteles, pan, sopa y más. Dar forma a las coloridas figuras de mazapán había sido su parte favorita. Ahora era el momento de que los aldeanos y la manada de hombres lobo se unieran a ellos. La Sra. Dragonheart dijo que habría juegos, luego el té de la tarde y después harían un ritual durante el cual los niños podrían salir corriendo y jugar si así lo deseaban. Luego cena, lo cual Querubín realmente esperaba con ansias; ¡toda esa calabaza había sido cocinada en golosinas que había olido horneándose todo el día!

Los autos comenzaron a levantar polvo en el estrecho camino hacia el valle. Querubín rebotó aún más y se acercó a Vincent al mismo tiempo. Escuchó un estacionamiento y las puertas cerrarse de golpe y un minuto después Querubín vio a su primer invitado.

– Marcus – Vincent llamó alegremente al joven que venía por el camino. Era ancho y bien musculoso, con pelo castaño oscuro y corto. Junto a él estaba una mujer joven con cabello castaño claro que se rizaba sobre sus hombros, los seguían dos niños, un niño y una niña, ambos con rizos rubios como la miel. Vincent caminó hacia ellos y Querubín los siguió de cerca. Cuando se encontraron, Vincent pasó su brazo por los hombros de Marcus. – ¿Cómo estás, Vivian? Luciendo hermosa como siempre, ¡y mira cuánto han crecido tus hijos! –

– ¡Marcus! – Freja chilló y corrió hacia ellos.

– Mamá – Dijo dejando sus paquetes y corriendo a su encuentro. Se abrazaron ferozmente. – Oh, mamá, es tan bueno verte –

– Te he extrañado. Mira lo guapo que eres. Y Vivian – Dijo Freja girándose hacia su nuera. – Te ves preciosa. ¿Cómo te sientes, querida? – Preguntó mientras se abrazaban.

– Estoy bien, mamá – Dijo Vivian con un marcado acento suizo.

– Me alegro, ahora ¿Dónde están mis nietos? – Freja preguntó girándose hacia los dos niños. Arrodillada, Freja extendió los brazos y los dos niños rubios corrieron hacia ellos.

Querubín no podía decir lo que estaban diciendo cuando comenzaron a hablar en alemán; A Querubín le habían dicho que no todos hablaban inglés.

– Querubín, me gustaría que conozcas a mis nietos. Este es Albin, tiene cinco años, y esta es Gisele, ella tiene tres. Albin, Gisele, este es Querubín, es nuevo en nuestra compañía –

– Hola, es un placer conocerte – Dijo Querubín con un pequeño saludo.

– Hola – Dijeron Albin y Gisele juntos con un fuerte acento.

Freja llevó a su familia a su tienda con la promesa de regalos y ponerse al día.

– Regresaremos a tiempo para el té, Querubín; vigila a los niños por mí –

Querubín soltó una risita y miró fijamente a Vincent, que intentaba parecer inocente. Pronto llegó la mayor parte del pueblo, todos charlando y riendo. Querubín caminó hacia la casa y se escondió detrás de unos rosales observando toda la conmoción. Estaba tan absorto observando a todos que no escuchó a la gente que se acercaba por detrás.

– Bueno, ¿Qué tenemos aquí? – Preguntó una voz grave y grave.

Querubín chilló y saltó dando vueltas al mismo tiempo. Había un grupo de unas diez personas de pie allí. Todos vestían ropa de color marrón y verde, en su mayoría hecha de material grueso y cálido y cuero. Querubín tenía los ojos muy abiertos por el miedo y miró a los ojos ámbar de un hombre grande y fornido al frente. Su cabello castaño oscuro era rizado y salvaje, con algunas hojas y ramitas que mostraban que habían caminado por el bosque para llegar aquí.

Caravana Corazón de DragónWhere stories live. Discover now