Capítulo tres.

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Luego de mi encontronazo con Sesshomaru camine hacia la casa mientras la lluvia caía encima mío.

No tenía intención alguna de volver enseguida. No sabiendo lo que debía hacer y decir.

—Este amor duele. —Mire hacia las nubes grises. —Mi corazón duele tanto... —Aquellas gotas frías de lluvia se mezclaron con las mías. —Si tan solo un milagro ocurriese. Si ella tan solo no fuese mi hermana. —Rogue porque mis palabras llegasen algún lugar pero nada cambiaría.

A mi mente llegaron las palabras de Miroku. Debía irme lejos, lo suficiente como para poder olvidar a Kagome.

—Como si no lo hubiese intentado ya. —Me dije con ironía y una pequeña sonrisa que desaparició al instante.

Vague por las calles hasta la noche donde llegue casa y caí al suelo de inmediato. No recordé más luego de ese instante.

Kagome había pensado mucho sobre la pelea con su hermano y estaba dispuesta a continuar con su plan. Pero negaba que moría por hablar con su hermano.

Nunca se habían peleado de esa forma y le dolía su distancia.

Y ahora debía estar furioso sabiendo que era la novia de Sesshomaru por más que este se había opuesto a ello. Pero era eso o continuar siendo una niña ante los ojos de su hermano mayor.

—Es tarde —Noto la hora en su móvil. —Aún no has llegado. —Pensó en como saber de su hermano así que le marco a Miroku el cual le contó sobre su hermano.

Se asustó al saber que su hermano había salido de la escuela hacia horas y no había vuelto.

Quizás se había peleado con alguien o algo peor, alguien pudo haberle hecho daño.

Con esto en mente corrió lista para salir en su búsqueda cuando lo vio entrar y caer al suelo.

—¡InuYasha! —Gritó llamando la atención de algunas empleadas.

Bajo las escaleras y se acercó a su hermano el cual estaba frío y mojado. No pudo evitar sentirse culpable y lo abrazo como pudo nerviosa.

—¡InuYasha! Mi príncipe... por favor... no me dejes... —Sus mejillas se colorearon de rojo y las lágrimas llenaron las mismas. —Perdoname... ¡perdoname!

InuYasha fue llevado a su cuarto para ser revisado por el médico el cual le recetó varios medicamentos y reposo.

—¿Estara bien? —Pregunto la chica aún nerviosa.

—Si, solo le afecto la lluvia. No es bueno para nadie pasar tantas horas debajo de la lluvia. —Miro al chico en la cama. —Tendrá fiebre y tos algunos días. —Regreso la vista hacia la chica. —Que tome los medicamentos dos veces al día.

—Si, gracias doctor. —Le sonrió para acercarse a su hermano.

Las empleadas se fueron y ella tomó asiento al lado de su hermano con claras intenciones de llorar. Jamás lo había visto tan débil y pálido. Esa visión de su hermano la hizo débil, demasiado débil.

—InuYasha —Tomó el rostro de su hermano para acercarlo a su pecho.

Pasaron algunos días donde la fiebre no disminuía y la escuela completa se había enterado de lo sucedido.

Kagome evitó que todos se metieran al cuarto de su hermano. O bueno casi todos, Kikyo, la novia de su hermano, tenía el derecho de entrar.

Kikyo tenía un leve parecido con ella. Sus ojos eran del mismo color e igualmente su cabello. La diferencia entre ambas era su personalidad. La novia de su hermano era un tanto posesiva he hipócrita.

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