Alergia

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Aquella fresca mañana el viento soplaba con más fuerza que de costumbre arrastrando las hojas a su paso, Mikasa las observaba por la ventana mientras cepillaba sus dientes. Las veía moverse en círculo y alzarse cruzándose, envolviéndose para volverse a encontrar como si de un baile se tratara con los rayos del sol matutino dibujando sus sombras debajo. Se sonrió pensando que la próxima vez que tuviera la oportunidad de estar con Eren lo llevaría a ese mismo lugar para mostrárselo, ella a pesar de todo siempre gustaba de fijarse en esas cosas matutinas y pequeñas que la mayoría pasaba por insignificante. Aunque pensándolo bien, de hacerlo lo más probable era que Eren solo mirara por unos segundos para luego cambiar de tema. O así era usualmente.

Acabó de asearse y volvió hasta la habitación donde Sasha aún roncaba plácida con un pie al aire y la mitad de sus mantas en el suelo. Luego de su rito habitual para despertarla cada mañana en la cual ella pretendía seguir durmiendo hasta que Mikasa la amenazaba con vaciarle un jarrón de agua y refunfuñando medio dormida se preparaba, se encaminaron hacia el cuartel.

—¿Otra vez se retrasaron porque Sasha quería seguir durmiendo? —Preguntó Connie de buen humor.

—No es mi culpa que nos citen tan temprano. —Fue la respuesta de la chica mientras se servía té como acostumbraban antes de cada reunión y un largo bostezo se escapaba de su boca.

Mikasa solo asintió despacio y tomó asiento junto a Armin, frente a ella Jean no había despegado la vista de unos papeles en todo el rato que llevaba allí. Connie lo codeó obligándolo a salir de sus asuntos.

—¿Hmm? ¿Qué pasa? —Interrogó todavía algo ajeno al ambiente.

—Si quieres que te sirva una taza. —Reiteró su amigo a su lado de pie.

—Ah, no, estoy bien —dijo volviendo la vista a sus papeles.

—¿Qué tanto lees? ¿Cartas de tus admiradoras? —Preguntó Sasha acercándose para husmear.

Jean cerró la carpeta y la guardó en un sobre de papel antes de que pudiera ver cualquier cosa.

—Cosas de líder de escuadrón, no lo entenderías.

—Disculpe usted señor importante —La castaña hizo una reverencia socarrona mientras Armin reía por lo bajo al verla.

Jean negó con la cabeza evitando sonreír y miró hacia Mikasa en silencio, enarcó las cejas a modo de saludo que ella respondió alzando imperceptible la comisura de su boca. Con el pasar de los años como compañeros de batalla a pesar de no siempre comunicarse muy abiertamente habían establecido una especie de lenguaje en el cual con una mirada eran capaces de entenderse entre sí sin necesidad de decir una palabra. Una especie de complicidad, un pacto silencioso que nadie más que ellos entendía.

No pasó mucho hasta que Hange irrumpió bulliciosa al parecer emocionada respecto a algo, traía un sobre en su mano que no dejaba de agitar mientras hablaba. Era una carta sin remitente enviada por Eren desde Marley, Mikasa sintió una agitación en lo profundo de su pecho mientras la comandante leía en voz alta para todos en el cuartel. Jean observaba atento su expresión, sabía que la estancia de Eren en tierras enemigas por tanto tiempo inquietaba a Mikasa muy a pesar de lo tranquila que ella aparentaba estar.

Tras un largo rato debatiendo respecto a si era conveniente o no contribuir en el plan de Eren fue claro que la respuesta casi general no era muy positiva, sin embargo, aún con todas las protestas sabían que si había algo más riesgoso que ayudarlo era no hacerlo. Por sí solo no había manera que saliera airoso de tal enfrentamiento ni con ayuda de Zeke y dejarlo a su suerte podía significar la clara posibilidad de perder el poder del fundador, el poder que tanto habían buscado resguardar durante todos esos años y la única seguridad a la que podían aferrarse para mantenerse momentáneamente a salvo.

A través de los tiempos | Jeakasa Week 2022Where stories live. Discover now