Pt.2; Cap. 16

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¡Hey, hey!

Disfrutad mucho del final y las escenas extra. 

Y dadle mucho amor.

Os quiero, xx






Desperdigados en el jardín trasero, donde se suponía que los invitados comeríamos y celebraríamos la boda, estábamos toda la familia Vernon y Galanis sentados esperándola a ella. Incluido los Harris. Habían vuelto con Elsa y dejado a Jackson descansar. Más tarde, regresarían.

¿Que qué sucedió? Mi madre al principio se llevó un disgusto ante la noticia. Luego mi padre. Y el resto de familia disfrutando con el salseo, cómo no. Pero lo comprendieron tan pronto les expliqué la situación y lo aceptaron. Nadie éramos ninguno para ir contra el amor.

Me incliné hacia atrás, recostada en su pecho; sentados en una silla, yo sobre su regazo. Él plantó un beso en mi sien, haciéndome sonreír con cierta calma, sabiendo él que yo  todavía estaba inquieta ante el hecho de que Kaia no hubiese aparecido todavía.

Quizá necesitaba estar sola, quizá todavía estaba hablando con Héctor, pero ya había pasado hora y media y nada sabíamos.

Yo desesperaba.

—Tranquila... —musitó Alarick—, aparecerá pronto.

Asentí ligeramente y tomé sus manos para que me abrazasen mientras el tiempo pasaba y pasaba.

Mi vejiga ya no pudo soportarlo más momentos más tarde y tuve que acabar levantándome.

—Ahora vuelvo —informé.

Fui hacia el interior de la casa, camino hacia el baño, pero un ruido captó mi atención y me paré en seco. Parpadeé, intentando concentrarme en ese sonido y entonces entendí qué era.

Sollozos.

Mis pies intentaron encontrar de dónde provenían y me encontré bajo la escalera, donde descubrí a mi hermana hecha un ovillo en el suelo.

—Kaia —jadeé sorprendida y fui directa hacia ella, cayendo de rodillas a su lado y la abracé. Mis dedos la acariciaron para reconfortarla—, eh... ¿cuándo has llegado, por qué no has dicho nada?

Su llanto creció ligeramente.

—Lua, yo...

—¿Por qué lloras? ¿Ha ocurrido algo con Héctor?

Negó entre el abrazo y entonces me dejó ver su rostro. Sus ojos estaban enrojecidos, sus mejillas empapadas.

—No... De hecho, ha ido bien —dijo con cierta angustia.

—¿Entonces? —susurré.

—Me siento la peor persona del mundo. Y la más ilusa.

Fruncí el ceño.

—No digas eso, no es cierto.

—Me dijo que estuvo a punto de engañarme.

—Lo sé...

—¿Lo sabías?

—El chico que nos abrió me explicó lo que le pasaba a Héctor —dije.

—Entonces supongo que sabrás que no iba a haber igualmente boda, que él me habría dejado en el altar.

UN TRATO Y POCO AMOR ✔ [ ¡¡EN PAPEL!!]Where stories live. Discover now