ALGO VIEJO... MÁS O MENOS

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Taylor Swift — 1989 "era" Mashup.



No quise nada extravagante, no era mi estilo. Y aún así, cuanto más me miraba en el espejo, menos me agradaba. ¿Qué me estaba pasando? Tenían que ser los nervios, tenía que ser eso.

—Lu, ¿Estás bien? —escuché a mi madre y salí del trance en el que entré—. Llevas dos minutos sin decir nada, tan sólo ahí parada.

—Eh... sí, perdón.

Di media vuelta y regresé al tocador, tomando asiento. Sentí a mi madre detrás y ella comenzó a recolocar mi peinado. Tampoco con ello quise algo muy... complejo. Ni el mejor peluquero hubiese logrado que yo aguantase con un recogido impecable. Soy de esas, De esas que desafían las leyes más extrañas de la vida.

Ni una manicura podía durarme más de dos días, ni podía salir de casa sin haberme ya manchado la ropa, ni un recogido me aguantaría un día entero. Por lo que había que unirse al enemigo por una vez.

—Estás preciosa —dijo mi madre.

Di un agitado suspiro, intentando calmarme.

—Mamá...

—Es normal estar nerviosa —dijo y mis ojos la encontraron en el reflejo del espejo. Me sonrió—. ¿Sabes lo nerviosa que estaba yo? ¿Y tu hermana?

—¿Sí?

Ella asintió.

—Es un gran paso..., es normal. No tienes que preocuparte. Y Elsa ya ha ido a por una tila.

—Gracias —respondí.

¿Y quién iba a decirme que al final sí sucedería? Tras casi dos años desde la propuesta y muchas aventuras, aquí estábamos: a punto de casarnos e iniciar la siguiente.

La puerta se abrió y mi madre y yo nos giramos. Por ella aparecieron Kaia y Jackson, alegres. Acababan de llegar. Mi hermana se emocionó al ver que me levantaba y soltó un pequeño chillido, observándome.

—¡Estás increíble, Lua! —exclamó y me abrazo con cuidado.

—Vaya, ¿Dónde tenías todo ese potencial escondido? —se burló Jackson.

—Idiota... —dije y él rio.

—Estás preciosa, Nedra —opinó sincero, con una sonrisa.

—Gracias —respondí, sintiendo un ligero rubor.

—¡Ya estoy aquí, ya estoy aquí! —oímos a Elsa. Venía con la infusión preparada para mí—. Madre mía, vuestra casa es enorme, Jackson, ¿cómo no os perdéis en ella?

Me tendió la infusión mientras él reía.

Di un sorbo y debió ser el efecto placebo, porque sentí un gran alivio.

Todos me observaban atentos.

—¿Qué?

—¿Y bien? ¿Qué vas a llevar?

Parpadeé, dándome cuenta. Se refería a lo de algo viejo, algo nuevo, algo azul y algo prestado.

—La verdad... —hice una mueca—, se me pasó esa parte.

—¡Lua! —exclamó mi madre.

—¿¡Qué!? Se me olvidó.

—Bueno, algo podremos apañar —habló Elsa y comenzó a rebuscar en su bolso—A ver... Aquí tienes algo prestado.

Sacó un pequeño broche.

—¿Qué es?

—Mi amuleto. Me lo regaló Kevin en nuestra boda —me apuntó con el dedo—. Lo quiero de vuelta, eh.

UN TRATO Y POCO AMOR ✔ [ ¡¡EN PAPEL!!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora