Los Juegos de la Luna

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Shoto se habia paseado por el enorme pueblo, era enorme para su pequeño cuerpo que se movía cada vez con mas agilidad por todas partes. Después de salir del bosque finalmente había logrado llegar de vuelta al pueblo, donde se paseaba por las calles donde muchas veces las personas intentaban acariciarlo o llevarlo con ellos, pero el simplemente ignoraba a los humanos, a menos que estos llevaran comida y agua consigo, ahí si que dirigia toda su atención hacia ellos sin importar que tuviera que dejarse apapachar por esas personas.

Se levanto de donde se encontraba tomando una siesta dejando escapar un bostezo estirando su cuerpo para despertar mejor, miro a su alrededor fijando su vista sobre el bosque. Había intentado buscar a sus hermanos esos dias pero simplemente no los lograba encontrar, maullo en queja para su mismo comenzando a caminar entre los techos de las casas hasta finalmente bajar dejandose caer hasta que sintió el suelo sobre sus peludas patitas.

Comenzó a caminar en direccion al bosque queriendo explorarlo un poco mas, después de todo era libre de hacer lo que le viniera en gana. Camino por entre los arbustos moviéndose con agilidad saltando hasta las ramas para poder observar desde lo alto el camino que podría seguir. El viento soplo en su dirección haciéndolo soltar un gruñido pues realmente le tambaleo sobre la rama donde se encontraba, prefirió bajarse para continuar su camino sin rumbo.

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Bien se había perdido, realmente había olvidado en solo días que el bosque era un laberinto del que si no iba concentrado acabaria perdiéndose por completo. Maullo como si alguien fuese a escucharlo y sacudió su cabeza, nadie podía ayudarlo, el debía ayudarse a si mismo por que era así desde que decidió escaparse del refugio. Se levanto de donde se encontraba sentado intentando pensar en algo, lo mas factible era subir de nuevo a las ramas de los arboles pero en esos momentos no queria hacerlo, algo simplemente le decía que debía continuar caminando sin saber el rumbo exacto y el, bueno solamente decidió obedecer ese "instinto" que le guiaba.

Llegó hasta una enorme casa que se encontraba en medio del bosque,corrió por el jardín hasta llegar a los escalones que subio y termino por recostarse en ellos bastante cansado decidió cerrar sus ojos y dormir,era lo que necesitaba una siesta comoda que no fuese en medio del bosque.




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Izuku sabia que aquella tarea seria realmente complicada ya que la casa de sus difuntos abuelos era realmente enorme y difícil de limpiar estando solamente el encargado de hacerlo, pero lo prefería así a que su madre fuese quien batallara. La mujer le habia pedido ir a hacer la limpieza mensual del lugar ya que se encontraba agotada para hacerlo ella misma, ¡y él no podía negarse a su progenitora! Doblo tranquilamente la tela de los yukata de sus abuelos, ellos siempre vestían de forma tradicional sin importar el dia. Los armarios de la casa estaban llenos de aquella ropa que portaban desde su juventud hasta su vejez, y a el le gustaba toda aquella ropa tan bien echa, de telas suaves y brillantes en el caso de su abuela y de tonos mas fríos y neutros en el caso de su abuelo. Por lo que sabia toda esa ropa había sido echa por su abuela ¡y si que tenía talento!

Termino de sacudir y limpiar los estantes dejando la ropa doblada en los cestos, tenia que lavarla para dejarla impecable nuevamente antes de volverla a colocar en su lugar. Camino tranquilamente a el cuarto de lavado, era bueno que su madre hubiera convencido a su abuela de comprar una lavadora moderna en sus ultimos años, la mujer no podia simplemente continuar lavando todo a mano en el rio cercano a la casa, echo toda la ropa con delicadeza en el interior del aparato configurándola adecuadamente y vertió el jabón dentro dejandola hacer su trabajo.

Dirigió sus pasos a la cocina donde fue por un poco de agua ¡ah! Debía colocar los tendederos o no podría colgar la ropa en cuanto esta saliera de la lavadora. Dejo el vaso sobre el lavabo apresurándose a tomar lo necesario y salir en dirección al jardín trasero. Iba tan distraído que no miro hacia el suelo y durante su camino escucho un maullido de dolor haciéndolo bajar la cabeza en dirección al sonido encontrandose con su pie sobre la cola de un bonito gato de pelaje blanco y rojizo.

MininoWhere stories live. Discover now