III. Things are easier than we think

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Un día más en esta historia, un día más en el que Raoul vuelve a despertar desorientado.

Aunque esta vez no tenga nada que ver con la luz del sol o con una borrachera del quince de la noche anterior. Bueno, quizás un poco por la borrachera, sí, para que mentir, pero el motivo principal de su desvelo viene a causa de unas caricias suaves en el pelo acompañadas de varios besos secos, que se desplazan por toda su mejilla derecha. Sin pensarlo demasiado, el de Montgat se acerca a la persona que le brinda las muestras de afecto, reclamando más de manera silenciosa. Deja reposar la cabeza encima del pecho contrario y suspira, refugiándose en la conformidad que le da despertar entre tanta paz.

Le encanta saber que está siendo mimado por la persona más importante de su vida, sin peleas ni idioteces de por medio. Descansa sin llegar a dormir y deja un ligero toque de labios en lo que cree que es el centro del pecho desnudo de Agoney.

El chico rubio curva ligeramente su boca hacia arriba y sigue con su trabajo. La respiración se le ha vuelto un poco más pesada e irregular, lo que le hace saber que está despierto, o por lo menos, va camino de ello. Cierra los ojos. Permite que el perfume que desprende cada poro de su pálida piel le inunde las fosas nasales, volviendo inevitablemente aquellos años donde ambos eran felices juntos. Quiere aferrarse a esa imagen y a esas últimas 24 horas como si se le fuese la vida en ello. Realmente, no sabe si va a poder volver a estar así con él, así que prefiere alargar el momento antes de que la burbuja explote y le eche de ahí de malas maneras.

A lo largo de los años, no han sido pocas las veces que sus amigos le han llegado a preguntar por qué cortaron de una manera tan repentina, siendo conscientes de la power couple que hacían y siempre van a hacer. Él nunca ha querido dar explicaciones, bien por miedo a reprimendas, bien por no querer aceptar la estupidez que hizo en su momento. Y sí, el arrepentimiento está presente en su día a día como un alma que no puede encontrar su ansiado descanso eterno. Fue un imbécil, un egoísta al pensar que no se iba a enterar de nada y que, en cualquier caso, le perdonaría ese desliz tonto, como todo el mundo.

Lo que pasa es que tardó un par de semanas en lograr captar que Raoul no es todo el mundo, y por supuesto, por mucho que le suplicase, no iba a ceder ni en mil años.

- Hacía mucho tiempo que no estábamos así, jo, te echaba de menos.-

Raoul musita esa frase mordiendo la sonrisa que se le hace imposible esconder. Nota el pecho contrario vibrar con una carcajada limpia que le suena rara (aunque lo asocie al hecho de que ha estado casi toda la noche sin usarla) y le hace negar con insistencia. Sigue sin abrir los ojos, tampoco le es muy necesario, así que ni se molesta en hacerlo. Un beso a modo de buenos días le llega desde arriba y le devuelve el gesto con ganas.

Un beso lento, de jugueteo y toques simples que le deja a medias, pensando por primera vez en esa mañana.

Le parece raro como Agoney está llevando a cabo esa acción. Entre ellos, los besos siempre han sido de dominio mutuo, dejar que ambos lleven el rumbo sin necesidad de hablar o de que se establezca en los primeros choques. En cambio, hoy nota al chico con ganas de mandar desde el principio. Tampoco le parece un beso dulce, siente los labios ásperos (cuando el canario jamás los ha dejado de tener suaves) y el detonante que le hace deshacer la acción es que no hay barba rozando la mandíbula, ni un solo rastro de pelo que le incomode o que juegue con su piel, sabiendo que le va a dejar una pequeña rojez bastante notoria.

Un escalofrío le recorre de arriba a abajo cuando abre los ojos y ve esa mirada azul cielo que tanto conoce muy cerca de su cara. Incorporándose en el colchón y con unos segundos de margen para asimilar el gran problema que tiene, Raoul desea con todas sus fuerzas que su vista le haya jugado una mala pasada a causa del sueño.

Cuando se gira, se da cuenta de que, efectivamente, su vista no se equivocaba para nada. Maldice internamente cuando cae en que todo este rato no ha estado con Agoney, sino que al chico que ha besado es nada más y nada menos que...

- Marc.- musita asustado.-

- Hola, mi amor.- sonríe, dando un pico.- ¿Qué tal has dormido? -

- No puede ser.- susurra para sí mismo, sin saber que el tono empleado no era tan bajo y que su ex lo ha escuchado perfectamente.-

- Claro que puede ser, bebé.-

Sin darle tiempo a réplica, el catalán vuelve a atacar su boca como un lobo hambriento de carroña. Raoul no le sigue el beso. No reacciona. Simplemente, se queda estático en la cama, intentando acordarse de cualquier señal de la noche anterior que le diga que el hecho de que estén en esa situación no tiene nada que ver con que hayan llegado hasta el final.

- No.- lo aparta.- Espera, espera.- se encoge al sentir un par de besos húmedos en su clavícula.-

- ¿Qué? - musita en una carcajada suave.-

- Que no me beses.- avisa, serio.- No te he dado permiso para que lo hagas.-

- Ra, ¿a estas alturas crees que te tengo que pedir permiso para comerte la boca? -

- Sí.- no duda.- No estamos juntos, no tienes ningún derecho a hacer estas cosas si yo no estoy de acuerdo.-

- Hace 7 años te volvías loco si no te daba un beso.- alza una ceja.-

El rubio acuna el rostro de Raoul con ambas manos, dejándole un par de picos cariñosos en la boca para acabar con otro choque de labios feroz y una marca de territorio en el labio inferior.

Y no le hace caso, como siempre.

Porque con Marc siempre fue así... o al menos los últimos meses de relación los recuerda de esa forma, justo antes de saber que le había puesto los cuernos. Al principio, ambos se aseguraban de que el otro quería hacer algo preguntándose antes de seguir. Nunca asumían nada básicamente porque no estás en la mente de la otra persona y no conoces que quiere en ese momento, le dijo Raoul en su primera cita. Se curaban las espaldas mutuamente en ese sentido. A medida que el tiempo iba pasando, las cosas iban cambiando a peor, pero de manera tan lenta que únicamente se dio cuenta de esas pequeñas acciones en el avión de camino a su nueva vida.

Su ex empezó a ser posesivo como él solo, como si diese a entender a los demás que el menor era de su propiedad y nadie podía hacer nada por arrebatárselo. Salían mucho a comer, de fiesta o simplemente a dar un paseo juntos, la mayoría de veces no pasaba nada, pero cuando se le giraba el cable... dios, como algún chico intentase ligar con él, se volvía a su puesto con cara de susto por las palabras de su novio y en cuanto cruzasen la puerta de alguna de sus casas, acababa todo con sexo posesivo, repitiéndole 15 veces que estaban juntos por algo.

¿Los besos? ¿El sexo? ¿Las salidas? Cuándo y cómo él quería.

Si por algún caso a Raoul le apetecían muestras de afecto en privado o empezar el juego, las acciones siempre venían acompañadas de algún "Joder, amor, no me apetece" o "¿Quién te ha dicho que puedas darme besitos por la calle?".

No llegaron al punto de relación tóxica, porque aunque fuese un posesivo, nunca dejó de ser extremadamente cariñoso y dulce con él. Sin embargo, una cosa no quita la otra, así que no sabe realmente si fue por los cuernos o porque realmente el chico alegre que conoció al principio seguía ahí, imbatible como la sensación que le llegó en su primera conversación compartida.

Pero ya no es solo eso, sino que si pone la relación en una balanza, los recuerdos buenos ganan por paliza a los malos.

Y el de Montgat se siente mal, porque han pasado muchos años y muchos sentimientos de por medio, y aun así, sabe que jamás va a dejar de sentir cariño por ese chico que en un pasado tanto cuidó y amó con locura. Ve un destello de felicidad pasar por su mirada, con ilusión y alegría de poder volver a estar juntos, siendo unos sentimientos muy contradictorios a los que siente él al verle, de nuevo, desnudo en su cama.

- ¿Qué haces aquí? - le está a punto de dar una taquicardia.-

- Corazón.- suelta obvio.- No estamos los dos desnudos porque ayer jugáramos al Parchís, precisamente.- reprime una carcajada.-

- ¿Nos hemos acostado? - pone los ojos como platos.-

[EN CORRECCIÓN] The Christmas Dream - Ragoney || TerminadaWhere stories live. Discover now