VII

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—Tazas y timbales

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—Tazas y timbales. — Trumpkin fue el primero en protestar. — ¿Ese es su plan? ¿Enviar a una niña a un bosque lleno de peligros? — Preguntó preocupado.

—Es lo único que nos queda. — A Peter tampoco le hacía gracia que sus hermanas se pusieran en peligro.

—Si Lu vio a Aslan, debe ser por algo, es ella quien debe encontrarlo. — Habló Fay poniendo una mano en el hombro de Peter. — A mí tampoco me gusta enviarla.

—No dejare que vaya sola. — Tranquilizó Susan.

—¿No han muerto suficientes en esta guerra? — Murmuró Trumpkin acercándose a la niña.

—Nikabrik era mi amigo, pero el perdió la esperanza. — Comenzó buscatrufas. — La reina Lucy y la reina Fayna no, y yo tampoco. — Sonrió a las chicas.

—Por Aslan y Fayna. — Habló Reepicheep.

—Por Aslan y Fayna. — siguió un Oso.

—No. Haganlo por Narnia y por ustedes. — Sonrió Fayna.

—Entonces voy contigo. — Ofreció el enano a Lucy quien negó y puso una mano en su hombro.

—Te necesitan aquí. — La pequeña puso su mano en el hombre del enano.

—Necesitamos distraerlos. — Ordenó Peter.

Por su parte del príncipe, quien había estado hablando con su profesor tuvo una idea. Después de todo, saber sobre las tradiciones de tu pueblo era muy útil.

—Si me permiten. — Habló el príncipe sentado junto a su profesor. — Miraz tal vez sea un tirano, usurpador y homicida, pero como rey, debe apegarse a las tradiciones y expectativas de su pueblo, existe una en especial que nos ayudara a ganar tiempo.

—Ay no. — Murmuró Fayna sabiendo lo que diría el príncipe. Siempre había sido curiosa y se encargaba de saber lo más que podía acerca de otros reinos, incluso de los telmarinos.

—¿Cuál es? — Preguntó Edmund, quien fue el único que escucho aquel murmullo.

—Uno de los grandes Reyes debe retar a Miraz, a un duelo a muerte. — Las miradas fueron hacia el rubio y la pelirroja.

Ambos siempre fueron grandes combatientes, pelearon por su nación durante años, espalda con espalda, pero ahora solo podría pelear uno de ellos.

—Iré yo. — Se apresuró a contestar la chica.

Ante lo dicho, Edmund, quien había estado sentado se paro listo para negarse, pero Peter habló primero.

—No. — Negó Peter. — Aunque confió en ti y sé que ganarías, Miraz y todos saben que posees magia, que no eres humana, Miraz se negaría con el pretexto de que tienes ventaja. — Miro preocupado a la chica.

—No digo esto seguido, pero Peter tiene razón. — Apoyó Caspian.

—Bien. — Suspiró rendida. — Pero yo escribiré el pergamino. — Cornelius le extendió pluma y pergamino a la reina. — No me veas así, no es la primera vez que lo hago. — Habló notando la mirada de Peter.

𝐓𝐇𝐄 𝐏𝐇𝐎𝐄𝐍𝐈𝐗 𝐐𝐔𝐄𝐄𝐍 ༒ Las crónicas de NarniaWhere stories live. Discover now