1• Conocidos de tormenta.

8 1 1
                                    

Corrí los más rápido que pude, saliendo de la casa descalza, en pijama, y en plena oscuridad. Lo único que iluminaba la calle eran las farolas, porque ni siquiera se podía ver una estrella en el firmamento a causa de las nubes de tormenta.

A unos 10 metros pude escucharlo, tan claro como si hubiese sonado dentro de mi, dos disparos. Mi cuerpo se tensó, y en ese momento no me di cuenta pero temblaba.

—¡No, no te pares joder!— dije para mi, pero por mucho que fuera capaz de razonar, no lo era de moverme. Estaba paralizada por el miedo, la sola idea de que los...

—Ya vienen, vamos.— Quise gritar ante esa repentina voz que me sacó de mis pensamientos, pero la persona a la que le perteneciera me agarró del brazo y tiró de mi, obligándome a correr de nuevo. 
Sí, yo estaba ahí, tenía ese recuerdo pero... era como sí no lo hubiera estado, como sí fuese una película que había visto hacía mucho tiempo y que apenas recordaba con claridad.
Y lo agradecía.

~~~

—Carol, ¿en serio?—Me reí y negué.
—Mery, claro que sí joder. Vayamos disfrazadas de princesas Disney, tu puedes ser Ariel. ¡Incluso tienes a tu Eric!
—Ah, ¿qué además crees que voy a convencer a Eric de que vaya de príncipe?— Estábamos en medio del pasillo de la Universidad, discutiendo por los disfraces de carnaval que nos pondríamos cuando le oí. Su voz... era él, debía ser él.
Alcé la mirada buscando de donde provenía, con quién hablaba, quién era. Él sabía quienes habían entrado a casa, quienes habían matado a mis padres, y también debía haber algún motivo por el que esa noche estuviera fuera de mi casa.
La policía pensó que me lo había imaginado, sí, era obvio que lo creerían sin una sola prueba de su existencia, y más si ni siquiera era capaz de recordar un solo detalle de su rostro.
Tampoco ayudó en mi credibilidad haberme escondido por horas en la basura comunitaria del vecindario. No fui capaz de salir hasta que me encontraron, empapada por la lluvia, descalza y entre las bolsas. Estaba muerta del miedo...
Pero ahora habían cambiado las cosas, ya no me iba a parar ni una maldita pistola en la cabeza.
Apoyado en una pared, un chico que no había visto nunca me miraba, ¿era él? Sentí un hormigueo en las manos, ¿acaso estaba temblando? Tragué duro, pero no aparté la mirada, y cuando el extraño muchacho de cabello azul me dedicó una sonrisa ya no tenía dudas, era mi salvador.
—Mery, ey, ¿qué pasa?— Carol debió notar mi nerviosismo, porque se giró a ver en la misma dirección en la que yo lo hacía.
Quise gritarme que reaccionara, ¿volvía a estar paralizada? No, no podía permitírmelo. Apreté los puños, y con decisión corrí hacía aquel chico, acorralandole en la pared con mis brazos.
—¡Mery!—
Desde otra perspectiva debía parecer chistoso, él era bastante más alto que yo, y se notaba que realmente poco podría hacer para retenerlo

—¿Qué haces? ¿Nos conocemos?— No se movió, ni me apartó, pero fingió no reconocerme. Aunque a decir verdad sonreía de manera sobrada.

—No finjas que no me conoces, ¿quién eres?

Permaneció callado, mirándome y por un segundo no pude descifrar ninguna emoción en su rostro, pero volvió a sonreír.  Era más extraño de lo que creía recordar.

—Por fin, pensé que nunca te darías cuenta. Hola de nuevo Mara. —Se agachó hacía delante acercándose a mi, sin quitar la sonrisa de su rostro, y susurró: —. Me alegra verte bien, aunque eso ha sido gracias a mi.

—¿Qué qu...

—Mara, ¿qué haces joder?— Maldije mentalmente al reconocer esa voz, apartándome y girándome a Eric, mi chico. Quise explicarme pero ante la carcajada del desconocido del pelo azul susurró un "vete a la mierda" y se fue ante la mirada de nuestros compañeros de uni que estaban en el pasillo.

Nuestra amiga, Carol, se fue detrás de él con aires de molestia.

—Yo también me tengo que ir, pero no te preocupes, nos volveremos a ver pronto. Persigue al príncipe llorica.

Y así me quedé parada en medio del pasillo.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jul 11, 2022 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

No me mires asíWhere stories live. Discover now