➳𝒫𝓇𝑜𝓁𝑜𝑔𝑜

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Naruto dejó escapar un suspiro de felicidad, aunque se sentía un poco temeroso, realmente estaba feliz. La sonrisa de su hija en esa foto, le llenaba de calidez el corazón.

Por un momento, los vagos recuerdos de su día especial, invadieron su pecho con lentitud. Y el saber que su hija, su adoración, su princesa; por fin había encontrado a esa persona especial que la protegería y con la que juntos construirían un mundo perfecto, le llenaba de calma la vida.

Sus hijos habían crecido demasiado en un abrir y cerrar de ojos. No podía creer aun, que sostenía una foto de su hijita, felizmente casada.

Pero la calma se esfumó al ver el retrato familiar que adornaba su escritorio. A su lado, y llevándole unos centímetros, estaba su hijo mayor; Uzumaki Boruto.

—Pensé que él se casaría primero.

Suspiró de nuevo, pero con pesadez. La actitud rebelde de su hijo comenzaba a preocuparle, ¿Y si eso lo hacía ver infantil? ¿Ese era el motivo por el cual aún no sentaba cabeza?

Su hijo tenía veintiocho años y la mayoría de sus amigos ya hasta tenían hijos; pequeños, pero tenían. Entonces, ¿por qué su hijo no?

No es que le molestara, solos se le hacía extraño ya que ni siquiera vivía con ellos actualmente. Boruto se había independizado hace unos años tras irse a la universidad, regresó con un título el cual lo hacía sentir un padre sumamente orgulloso. También regresó con ciertos lujos que se había ganado con esfuerzo y también lo valoraba, pero tenía que admitir que esperaba ver una chica a su lado.

Su hijo pronto cumpliría los treinta y por lo visto sería un solterón, no parecía tener intenciones de relacionarse con ninguna mujer o hombre. Lo último lo decía porque—aunque se arrepintió—llegó a cuestionar sus preferencias, ganándose una mirada indignada de su primogénito y el abandono de unos meses.

Sabía que debía respetar lo que su hijo eligiera, y lo hacía, pero se negaba a pensar que de verdad se la pasaría solo.

Su hijo no era para nada feo, con sus rasgos y la belleza de su madre, era alguien con muchas pretendientes por detrás, pero parecía espantar a las chicas con su actitud.

—Tengo que hacer algo —Naruto apoyó las manos sobre la mesa y pensó, pensó y pensó repetidas veces hasta sobarse la sien.

Tenía que encontrar a una chica perfecta, una que sea capaz de domar a su hijo y soportar sus actitudes al punto de corregirlo un poco.

Con el paso de los años, había aprendido que a su hijo no le gustaban las chicas tímidas, él era muy extrovertido y solía aburrirse, tampoco le gustaban las extrovertidas, porque terminaban haciendo un caos con sus actitudes.

Tenía que ser alguien de carácter fuerte, sin llegar a serlo tanto.

Alguien que sea capaz de amar las tonterías de su hijo sin la necesidad de cambiarlo.

Naruto se levantó de su silla como si de una victoria se tratara. Ese nombre usurpó su mente y no se detendría hasta conseguirlo. La idea se maquinaba en su cabeza mientras bajaba las escaleras en busca de su esposa, estaba seguro que no había tenido un plan tan maravilloso en años.

Ella era perfecta; Uchiha Sarada.

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『¿𝓢𝓪𝓫𝓲́𝓪𝓼 𝓺𝓾𝓮́...?』

Para hacer un kilogramo de miel, una abeja debe recorrer 4 millones de flores....Sí, esa cantidad.Para lograrlo, deben volar una distancia equivalente a dar la vuelta al mundo cuatro veces.

Cuiden las abejitas ✨🐝✨




Plan "BoruSara"✓Where stories live. Discover now