Capítulo 2: Nuevos comienzos

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15 de marzo del 2016. Cordoba (Argentina)


Thalía

Nunca imagine que mi vida estuviera llena de desgracias, sentía como si hubiera nacido meada por elefantes, como solía decir mi abuelo. Tan así me sentía, que mi día no podía ser peor. Para empezar al llegar a la facultad y esperar los resultados de una prueba crucial de farmacología, cuando me fijé en la lista me enteré que tenía un dos, no lo podía creer había estudiado mucho, para tener un mísero dos. Cuando fui a replicar con el profesor este solo me dijo.

—Colocaste mal la dosis —extendió la prueba mientas me hablaba—, si lo estuvieras haciendo en el momento de ejercer. Puedes perder el empleo y hasta no ejercer más.

Eso sin contar que llegue a mi trabajo habitual de la tarde, una tienda de ropa y accesorio y la jefa, me miró con ambas manos en sus caderas pareciendo una jarra solo para decirme dos palabras.

—Perdón, Talía. Estás despedida

Me quede boquiabierta ¿Cómo que despedida? ¿Qué pretendía hacer ahora? ¿Cómo pagaba mis estudios y demás? Eso sin contar que esa vieja amargada, de que por cierto es una solterona de 56 años, no quería pagarme lo que estuve trabajando ahí, por el simple hecho de que supuestamente tenía muchas quejas de mi persona. Lo cual me parecía raro porque la mujer me veía atender a las clientas y demás. No lograba entender varías cosas de mi vida

Llegaba a casa agotada y sin ganas de nada, ese día había sido fatal. Mi abuela me miraba con cara de preguntarme ¿Qué tal me había ido? Yo solo hacia un bufido de hartazgo, encerrándome en mi cuarto, sin ganas de salir a ningún lado. Estaba a punto de dormir cuando mi teléfono comenzó a vibrar para así dar a entender que estaba entrando una llamada. Miré el nombre de quien me llamaba Jorge "¡La puta que los parió, me olvide del evento de hoy!"

Aló, Talía –expresó la voz detras de la línea.

—Jorge... —el mal humor se notaba en mi voz— ¿Qué quieres?

—Como estamos hoy —sonó divertido, eso en otros tiempos me habría hecho reír, en este momento estaba de mal humor—. Solo quiero decirte que hoy hare la propuesta a Eva ¿Sabes dónde queda el bar?

—No creo poder ir.

—¿No le harías eso a tu amiga ¿O sí?

Ese tipo sabía cómo hacer para hacerme sentir mal, yo solo resople y le expresé que me mandara la dirección. Respiré profundamente y colgué. Sí, realmente ese no era mi día. Miré al techo y me recosté en la cama. Cerré los ojos y me quedé dormida. Me levante a eso de las ocho de la tarde. Me dirigí al baño, me desvestí y encendí la canilla. La piel era recorrida por el agua, mientras que recababa todas las cosas que me estaba pasando. No podía creer que hoy fuera tan malo. Respire resignada y simplemente exprese como si de un mantra se tratara. Que todo tenía su explicación y motivo. Terminé de ducharme y me dirigí a cambiarme. Me perfumé sin ganas y empecé a elegir el outfit para la noche. Un vestido holgado de color verde marino ¿Con eso estaría bien? Coloqué mis zapatos. Y salí del lugar

En el comedor, mientras esperé el remis que vendría a buscarme, escuché a mis abuelos halagándome. A mi abuelo dando recomendaciones. Sinceramente, no sabía porque decía todo esto. Ya lo había dicho antes, no tenía por qué repetirlo. El auto llegó y despedí a mis abuelos, escuchando con ellos suerte, para que me valla bien.

***

Llegue al local y la verdad, me sorprendió que sea llamado "El gitano", si mis abuelos supieran en donde estaba, me matarian. Ellos no los quieren, les tiene resquemor y siempre usan el dicho de "cuidado con esa gentuza". Yo la verdad me daba cosa poder tener contacto con ellos, pero tampoco era para no compartir un espacio.

destino gitanoWhere stories live. Discover now