Mi nombre es Albedo y él, él es mi prometido, el amor de mi vida, Kaeya.
A pesar de todos los rumores que corren por las calles de esta ciudad el es realmente la mejor persona que jamás conocí; atento, educado, amoroso...
Sin embargo.
Estamos a días de nuestra ceremonia de bodas.
Se volvió distante, ya no me mira con ese brillo tan tierno en sus ojos, no me dirije la palabra.
He intentado numerosas veces hablar de esto, en cambio solo obtengo una mirada muerta y un silencio pesado en respuesta.
¿Mi matrimonio está a punto de acabar sin haber empezado?
Esa idea me rompe el alma.
Oh, Kaeya está saliendo.
—Albedo cielo, ponte tus mejores ropas, saldremos un rato—
¿Que estará tramando? Lleva un jarrón consigo...
Me vestiré rápido para alcanzarlo.
...
El frío de la noche me abraza, puedo ver como el viento mueve delicadamente el cabello de mi Kaeya, es hermoso pero, ¿Que hacemos en esta gran colina?
Puedo ver cecilias por todas partes, se ve como el lugar perfecto para una cita nocturna.
Mis pensamientos cambian al ver a Kaeya, no se ve bien, esa mirada fría que ha estado invadiendo su rostro estos últimos días me hela la sangre.
— Kaeya cielo, ¿Qué hacemos aquí?
Silencio, estoy cansado de obtener silencio como respuesta.
— ¿Kaeya qué está pasando contigo?
Silencio.
— ¿Acaso dejaste de amarme?
Me miró, sin embargo no hubo respuesta.
— ...deberíamos...
Puedo sentir mis lágrimas desbordarse.
— ...cancelemos nuestra boda.
Kaeya no dijo nada, mirando levemente al cielo.
— jaj... Albedo, amor, te ves hermoso esta noche.
Kaeya empezó a caminar hacia el borde de el acantilado mientras abraza ese jarrón como si su vida dependiera de ello.
— ¿No me escuchaste?
Protesté de nuevo.
— Albedo, te amo.
Dicho esto se lanzó del precipicio.
Me lancé en un intento de tomar su mano, afortunadamente lo logré.
Lo miré fijamente con mi cabeza echa un lío.
— ¡¿Estás demente?! ¡Dije lo de cancelar la boda porque no logro comprenderte estos días! Actuando tan frío y... distante, no sé que hacer ¿Qué es lo que te sucede?
Estoy desbordando lágrimas mientras intento subirlo de nuevo para ponerlo a salvo.
Se ve sorprendido, puedo ver lágrimas en sus ojos. Espera, ¿lágrimas?...
— Kaeya ¿Qué?...
— Oh cariño... Albedo ...
Me abrazó, como si no me hubiera visto en años, puedo finalmente sentir la calidez de su cuerpo contra el mío de nuevo, extrañé esta sensación.
— ¡¡KAEYA!! ¡¡TU GRANDÍSIMO IDIOTA!!
¿Hmm? Puedo escuchar una voz viniendo desde abajo de el precipicio, ¿es acaso Diluc? Oh espera, ¿son llantos? Varias personas...
...
Albedo separándose un poco de el abrazo asoma su cabeza para mirar abajo.
Hay un cuerpo y una multitud con linternas y caballos alrededor.
—Kaeya, ¿Que ha pasado?
