♡︎:Ⓓ︎Ⓘ︎Ⓐ︎ Ⓤ︎Ⓝ︎Ⓞ︎

242 15 10
                                    

Habían pasado unos tres meses en los que Kaia y Jeongin, no se habían ni siquiera dirigido la palabra.

Se veían de reojo cuando se cruzaban en la salida del edificio para luego cada uno dirigirse a su trabajo, ni siquiera se atrevían a verse a los ojos y mucho menos eran capaces de tan siquiera decirse "Buenos días". Habían pasado de abrazarse todas las mañanas y desearse los buenos días con lindos mensajes de texto, además de eso desayunar juntos. Pero ahora no podían ni siquiera verse a los ojos sin sentir que eran unos traidores.

Jeongin se estaba enloqueciendo lentamente. No poder ver a Kaia lo carcomía por completo, se sentía demasiado ansioso al no poder abrazarla y tampoco poder decirle cuanto la quería, todas las mañanas la observaba, con los ojos llorosos y su cabello negro y ondulado ondeandose en el viento de una forma suave y ligera, cabizbaja. Jeongin sentía su corazón hacerse añicos al verla tan triste y apagada. El chico lloraba en las noches culpandose a si mismo, tal vez si no hubiese cedido a sus impulsos no hubiese perdido a Kaia y no hubiese lastimado a Shin Hye. Ultimamente solía refugiarse en las canciones que escribía para Kaia, había llenado libretas con letras de amor y dolor, esas mismas que su corazón plasmaba por él.

Estaba tan desconcentrado en el trabajo y ni siquiera podía ecordar bien la letra de sus canciones. 

 Todo esto lo estaba enloqueciendo por completo, así que una noche, mientras veía la luna y el cielo nocturno, que le recordaba a los ojos de Kaia, que eran del mismo color.

Salio de su habitación, en pantalones de pijama a cuadros y con un sueter gris un poco gastado, descalso caminó por el pasillo hasta llegar a la puerta, estando ahí, salio con cuidado de no hacer mucho ruido, pues era de madrugada, estando afuera, caminó hacia el apartamento de al lado, donde tocó el timbre y salio una Kaia con los ojos hinchados, con un sueter color negro un poco largo, que era lo que ella usaba como pijama, despeinada y con ojeras enrojecidas bajo sus ojos.

— ¿Qué haces aquí? — preguntó Kaia viendo a Jeongin 

— ¿Podemos hablar? — preguntó 

Kaia lo miró pensativa, no sabía que hacer, si decir que sí o simplemente cerrarle la puerta en la cara.

— Está bien — dijo la chica. Realmente lo amaba demasiado como para renunciar por completo — Pasa 

Jeongin entró timidamente y Kaia lo guio al sofá, donde se sentaron y con nerviosisimo, se miraron a los ojos y con mucho miedo de volver a arruinarlo, pero en cierta parte, era lo que más deseaba Kaia, arruinar ese vacio que ultimamente había entre ellos y volvera a besarse como aquella vez, solo que sin gulpa alguna, pero so no sería posible con todo lo que estaba sintiendo. Pero en serio, realmente, a decir verdad, siendo sincera (y todos los sinonimos que pudiera utilizar) quería intentar las cosas con Jeongin y que al fin, poder demostrar todo lo que sentía.

— Perdoname, todo lo que pasó me duele mucho. Y estar lejos de ti es como una tortura, porque te amo desde que somos chiquitos y ahora, tenerte cerca sin poder hablarte, es un castigo. Aunque lo merezco, porque cometí grandes errores y jugué con corazones, eso sin duda alguna puede hacerte tener dudas sobre mí, incluso yo mismo desconfio de mí. Pero, todos esos sentimientos, no son siquiera comparables con todo lo que siento y seguiré sintiendo por ti — susurró cabizbajo

Kaia lo miró con duda y un poco de miedo, le aterraba no poder manejar la situación.

— Jeongin, no fue solo tu culpa lo que sucedió, fue culpa de los dos. Tú solo habías llegado a llevarme algo de comer ese día y todo se nos salio de las manos — dijo Kaia recordando ese momento

Había estado todo el día en mi consultorio, atendiendo pacientes y verificando algunos documentos importantes de algunas cirugías que se aproximaban. Acomodé mis lentes mientras bostezaba, tenía algo de hambre y me sentí un poco cansada, pues ultimamente mis turnos en el hospital eran muy extensos y no tengo mucho tiempo de descansar. Pero no me quejo, trabajo en lo que más me gusta.

Luego de terminar de revisar las historias clinicas de mis pacientes del día de hoy, miré mi celular, donde respondí algunos mensajes de mis hermanos y mi padre, preguntandome algunas cosas, ser la niña de la familia significa ser la princesa consentida por la cual se preocupan y a decir verdad, eso me agrada. También vi un mensaje de Jeongin, donde me preguntaba si ya había almorzado, le respondí.

Luego de unos minutos en los que estuve jugando en mi celular, ya que tenía algo de tiempo libre y ya no muchas cosas por hacer, tocaron la puerta y me levanté con algo de pereza para abrir, al ver a Jeongin ahí lo abracé y él correspondio.

— Pasa — le dije

Él asintió y entró, tomó asiento y me miró con una sonrisa: — traje comida — dijo feliz

Sonreí acercandome a él y hablé: — gracias — dije para luego juntar mis labios en una fina linea y mirarlo

— No hay porque agradecer. Tú hacías lo mismo por mí cuando era trainee, toma — me entregó dos palillos y una porcion de bibimbap

— Ay, todavía lo recuerdas...

— Claro que sí. Nunca voy a poder olvidar algo que tiene que ver contigo — dijo convencido — Come, la mejor doctora del mundo tiene que estar bien alimentada y sana

Estuvimos hablando entre risas mientras ambos almorzabamos y de un momento a otro comenzamos a hablarnos de lo que sentiamos cuando eramos niños, nos surgio la duda de si aun lo sentiamos y la verdad, en ese momento ya no estaba pensando con claridad, Jeongin se inclinó apoyando sus manos en el escritorio y comenzando a besarme, coloqué mis brazos alrededor de su cuello y continué aquel beso tan apasionado y algo descuidado, pero la situación lo ameritaba, él estaba tan desesperado como yo. Esto está mal, pero no puedo detenerme a fuerza. Seguimos en lo nuestro, hasta que todo en mi mente hizo corto circuito. Comencé a intentar separarme de él, pero era inútil.

Kaia simplemente miró a Jeongin y tras haber pensado muy bien las cosas, decidio hablar.

— Ya todo lo que podía salir mal salio mal. Ya cometimos el error y caimos en una tentación, de la que al menos yo, no he podido salir. — admitió algo avergonzada, pero mirando directamente a los ojos de Jeongin — Tú y yo actuamos como malas personas egoistas y rompimos un corazón que no lo merecía y merecemos todo esto que nos está pasando. Pero ya fue hace un tiempo. Reflexionamos bien, Shin Hye lo está superando y ya no se ve tan triste como el primer día. Quizá nosotros dos seguimos en este ciclo de lágrimas y no asimilamos las cosas porque es dificil aceptar que siendo mejores amigos nos enamoramos, a lo que quiero llegar con todo esto es... — movio las manos en un pequeño ademan — No quiero pasar toda mi vida sin ti y sería una pena, que tú si quisieras pasar tu vida sin mí

Jeongin negó con la cabeza mientras la escuchaba atentamente: — No quiero pasar mi vida sin ti. Mi alma enloquece de amor cuando se trata de ti y ahora mismo, estámos hablando desde lo que sale de nuestras almas. Te amo tanto, pero sucederá solo lo que tú quieras que suceda — dijo decidido

— ¿Quieres que lo intentemos? Vamos despacio, pero ... intentemoslo ¿Qué dices? — propuso Kaia

— Digo que me parece una fantastica idea — respondio Jeongin — Vayamos lento, nos aseguramos de que todo esté bien — dijo

Kaia asintió y al instante recibio un pequeño beso en la frente por parte de el chico.

STAY WITH ME ♡︎ [YANG JEONGIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora