Parte 2

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El engaño de los 7 mares


La fuerza del destino, me obligó a hacerme a la mar, más, no creí que fuera a encallar; en más de seis ocasiones.

Abordé el barco de mi imaginación, había cientos de pasajeros. Todos de auras distintas,  tales como la persistencia, la esperanza, la felicidad, la euforia y de más... Todas mirándome con mala cara.

Todas cargaban con sus respectivas sombras, las cuales se reflejaban en el suelo. La sombra del olvido, la desesperación, la tristeza, y  la depresión. Eran las únicas en el lugar que me sonreían pícaramente, a la vez que se mofaban de mi.

Todo iba igual que todos los días, cuando salí a cubierta para ver el exterior de la realidad, cuando de un momento a otro. Me topé con tus ojos, una oleada de sensaciones  volcó mi corazón. Fue ahí que, por primera vez  en mi vida; sentí un deseo inmenso de ahogarme en ese color tan puro y brillante. Pero, antes de verlos con más detenimiento, un trueno golpeó mi cuerpo, seguido de el mar aromático de tu ser. Comencé a acercarme, prestando nula atención a las olas del tiempo corriendo en mi reloj, me permití bloquear el traqueteo del mismo en mi cabeza. Para acercarme a apreciar la red que cubría ese mar tan cálido que hacia de piel sobre tus huesos.

Tomé tu mano, y la llevé a mi rostro, donde pude sentir esa suave marea en la orilla de mi mentón, tus dedos se balanceaban suavemente llevándome a experimentar por primera vez, una navegación celestial.

Nunca más volvió a serme fácil ser marinera, porque... Al final terminé deseando ser pirata. Inconscientemente mande abandonar a los pútridos pasajeros que hacían de sombra, y te permití invitar a otros tantos en su lugar.

Empuñé la espada del deseo, y me aventuré a robar tus labios, no opusiste resistencia, y ne seguiste la corriente; por lo que me abrí paso entre las redes que privaban de libertad esa suave y cálida piel.

Cada tacto, cada caricia, los tomé; y los guardé bajo llave en mi corazón.

Pero... Algo de lo que nunca me había percatado, es de que... Al final, tú siempre fuiste la pirata que ganó un mega combo de tesoros en uno.

Saqueaste todo, y me dejaste a la deriba de un mar de agua salada, exprimida directamente del corazón; en la balsa del sufrimiento, la última y la misma en la que me había planteado embarcar a las putas sombras. Mataste a los únicos pasajeros que en serio valían la pena en toda la enbarcación, mientras te quedabas con la carabela de mis sentimientos.

Te llevaste mi mundo, mi corazón; mis suspiros; fuiste tú, quien armó el concierto en mi camarote, dando vida a las canciones de las que me enamoré.... Nuestros cánticos nocturnos, fueron los primeros en apoderarse del eco solitario de las 4 paredes que dieron privacidad a nuestro show.... Pero... Eso no fue suficiente para ti, a pesar de haberte vuelto mi todo.

Te llevaste lo que para muchos es una incógnita, y te anclaste por siempre a mis recuerdos.

Es aquí, en donde queda la frase: "Le robaron al ladrón."

El fruto de la reflexiónWhere stories live. Discover now