30 días otp Bluepulse

Día 14: Cambio de género

Jaime= Jael Reyes (su versión femenina es Jaima, no me gustó, perdón :,,v)

Bart= Barbara Allen (No encontré nada, perdón :,,v)

Au: Sin capas.

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¿Por qué mierda los cólicos dolían tanto?

Era lo que se preguntaba cierta castaña que ahora mismo sufría de dichoso malestar.

Con 16 años y siendo su primera regla, experimentaba por primera vez lo que era sufrir por los temidos cólicos, cambios de humor, un extraño calor de su parte baja, antojos (aunque esos siempre los sufría), entre otros.

No era bonito, dolía y horrible, para colmo ningún medicamento le hacía efecto, solo le disminuía el dolor un poquito pero al rato regresaba.

Además que le causaba pena hablar de eso.

Solo su familia sabía en esos momentos de su condición, ya suficiente tuvo con aguntar las burlas de Wendy, aunque en cierta forma sabía que lo tenía merecido, ella igual se burlaba un poco cuando le llegaba la regla a la pelirroja, presumiendo de no padecer aquellos males.

Lo único que quería hacer era quedarse  en su cama y no moverse, ni siquiera podía disfrutar de sus antojos, porque los dolores le quitaban el apetito.

Quería que eso terminara de una vez, no quería ser un "señorita" prefería seguir siendo una niña pequeña si eso significaba no pasar por esto nuevamente.

Sentía sus ojitos húmedos, quería llorar, con las emoción a flor de piel cualquier mínima cosa desataba todo tipo de sentimientos en ella.

Justo como ahora que se sentía sola y triste, quería alguien que la abrazara y mimara, pero por desgracia estaba sola, Wendy estaba en la escuela y su abuela estaba en el trabajo.

Si bien ambas mujeres insistieron en quedarse con ella, les dijo que no era necesario ya que pensaba que se podría mejor pronto.

Pésima decisión, se encontraba tentada a hablarse a Tim y Connie, pero recordó que ambas estaban en una cita, tampoco quería interrumpirlas, luego de tanto esfuerzo que le costó a Connie invitar a salir a la pelinegra.

Le quedaba Jael o Blue, como la llamaba de cariño, pero de tan solo pensarlo le invadía por completo la vergüenza y un ligero sonrojo se pintaba en su rostro.

No entendía porque últimamente al pensar en su amiga, su cuerpo reaccionaba de mil maneras.

Por lo que descartó la idea de llamarla, tal vez, si dormía un poco se le pasaría, lo que no sabía es que cierta morena, se había quedado extrañada por su ausencia, y no se quedaría tranquila hasta verla.

No pasó más de una hora de su sueño, cuando se despertó porque escuchó la puerta principal abrirse.

Pensó que Wendy había llegado temprano por lo que ya pensaba que pedirle de comer y que se acostara con ella para hacerle compañía.

Pero grande fue su sorpresa al escuchar aquella voz muy conocida.

No logró reaccionar hasta que la puerta de su cuarto se abrió dejando ver a una morena alta, de cabello negro y largo.