14. Revelaciones.

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Revelaciones

Elliot sentía que su cabeza iba a estallar en cualquier momento y una especie de zumbido agudo resonaba en sus oídos como si hubiese estado en medio de una explosión. Tardó un poco en comprender las palabras de sus compañeros por que se estaba sintiendo fuera de sí. No tenía ni la menor idea de que era lo que acababa de suceder algunos segundos atrás, había actuado por puro instinto.

-¿Heredero de qué? – Hesper preguntó sintiéndose el único ajeno a la conversación.

-Mauthani, el antiguo dueño de ese guante. Es una larga historia. El punto es, que he vuelto a acertar, debo aceptar que tenía mis dudas pero ahora han sido claramente despejadas. Tenemos una maldita arma capaz de eliminar a ese hijo de puta de una vez por todas. Estamos de nuevo en el juego compañeros – Ennio respondió mientras mantenía una mano en el volante y con la otra sostenía su cigarro.

-No entiendo nada – Elliot al fin se sintió lo suficientemente lucido como para hablar.

-Yo te lo explico – Elsa respondió desde su asiento de copiloto -, No quiere decir que seas de la línea de sangre de Mauthani ni nada de eso. Se dice que el odio del cazador hacia los demonios era tan poderoso que después de morir, su cuerpo se desvaneció en pequeñas partes y estas mismas se internaron en las personas indicadas para continuar con su trabajo. Así ha sido con el paso de los años, su herencia se ha pasado de una persona en otra según el ciclo de la vida y es evidente que tú eres uno de los afectados. De lo contrario no habrías podido figurar un hechizo como ese de la nada -.

-¿Afectados?, ¿Se supone que eso es una buena noticia?, ¿Por qué yo? – Elliot estaba ahora mucho más confundido.

-¡Oye relájate amigo!, Esas son demasiadas preguntas y tenemos poco tiempo – Ennio señaló al frente. Ahí estaba de nuevo ese camino desdeñado que llevaba justo a la casa de Gloria y Rosco en el bosque –, Vamos a ponerlo así. Ser un heredero de Mauthani te da… habilidades, que los demás no podríamos manejar ni en un millón de años. Está claro que eres medio idiota y no tienes ninguna clase de experiencia en esto pero hasta ahora lo has hecho bastante bien – Se suponía que aquello era un cumplido.

Elliot iba a continuar haciendo preguntas pero por alguna razón se sentía cansado y decidió que quizá sería mejor dejarlas para después. El auto se internó poco a poco en el bosque y el panorama fue cambiando para dar paso a un montón de troncos de árboles que hacían lucir todo mucho más escalofriante. De pronto se detuvieron en medio de la nada. Era hora de bajar y seguir a pie.

-La casa de los locos está un poco más adelante, ahora ármense con todo lo que puedan. Debería haber suficiente en la cajuela – Ennio salió del vehículo dando un salto y comenzó a cargar sus pistolas.

-No tiene mucho caso considerando que ahora nuestras armas no hacen nada contra la gente sombra – Hesper sacó su espada del compartimento.

-Si bueno, eso es gracias a nuestro amigo Libizo. Es decir, son las dos de la tarde y esto es tan obscuro como si fuese media noche. Los ha vuelto más fuertes, pero igual no podemos andar por ahí sin nada – Elsa se equipó con un par de cuchillos más idénticos al que ya tenía en sus manos.

Por su parte, Elliot solamente tomó algunos cartuchos para su escopeta y por supuesto, conservó el guante de Mauthani en su mano derecha. No sabía si en algún momento volvería a tener una reacción milagrosa para salvar su trasero.

Los cuatro encendieron sus linternas y comenzaron a caminar entre los arboles justo en la dirección de la casa del bosque. Esta vez las cosas eran muy diferentes.

ElliotWhere stories live. Discover now