18: De vuelta a ¿casa?

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Los cinco chicos estuvieron en el coche dirigiéndose hacia Seúl durante casi tres horas.

Durante todo el camino Minho estuvo en silencio y serio a pesar de que era muy hablador cuando estaban en grupo, cosa que Seungmin notó.

Cuando llegaron, estuvieron recorriendo un camino de tierra rodeado de jardín y estatuas, todos quedaron fascinados por eso pero el pelinaranja solo se mordía la uña del pulgar sin admirar nada de ese precioso jardín.

–Ya hemos llegado, joven amo. –comentó el conductor del vehículo frenando en frente de unas grandes escaleras.

–"¿Joven amo?" –cuestionó Changbin frunciendo el ceño y salió rápidamente para comprobar sus sospechas.

Lo que menos se esperaba es que nada más asomarse, viese una casa tan alta que tenía como aproximadamente cuatro pisos, de mármol impoluto y grandes ventanas y ventanales esparcidos por sus paredes. Había grandes escaleras blancas que daban a la entrada principal, hecho también de cristal.

Conclusión que llegó a sacar después de procesar: ¿Literalmente Minho era jodidamente rico y vivía en una mansión?

–¿Changbin, qué miras tanto? –preguntó Seungmin bajándose y después de mirar hacia donde estaba viendo el contrario, tuvo la misma reacción que el rubio.

–Brutal... –comentó Hyunjin mirando el gran jardín, que era lo que más le sorprendía.

–¡Que flor tan bonita! –exclamó Jisung sonriendo al bajarse del coche y fue hasta ella para arrancarla.

–¡Jisung hyung! ¡No estamos en nuestra casa, no puedes venir y arrancar las flores porque te apetezca! –regañó Seungmin notablemente avergonzado por lo que acababa de hacer su primo.

Jisung borró su sonrisa e hizo un puchero. –Pero, es que es tan bonita...

Seungmin rodó los ojos cruzándose de brazos y yendo al maletero a por su cosas, mientras que Hyunjin se reía tiernamente de la inocencia del peliazul Jisung.

Mientras que algunos criados llevaban el equipaje de los chicos y el suyo, Minho miraba con angustia la casa que tenía delante y a la cual debía entrar por obligación

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Mientras que algunos criados llevaban el equipaje de los chicos y el suyo, Minho miraba con angustia la casa que tenía delante y a la cual debía entrar por obligación. Suspiraba y suspiraba viendo cómo sus mayordomos llevaban los últimos bolsos.

De repente, interrumpiendo su pesadumbre, sintió unos dedos agarrar suavemente sus manos, por lo que llevó su vista inmediatamente al chico castaño que lo miraba con el ceño fruncido y suspiró contemplándolo.

–Minho, todo va a estar bien. –le dijo Seungmin esbozando una pequeña sonrisa para tratar de tranquilizarlo, Minho le devolvió la sonrisa un poco más aliviado de repente.

–Suelta a mi novio. –su paz fue interrumpida por el mandato de una voz femenina. –Nunca aprendes, ¿verdad, Seungmin?

Seungmin soltó al pelinaranja, dispuesto a volver a tomar distancia, pero Minho fue más rápido y volvió a coger la mano del mayor.

¡vistiendo a Minho! •knowmin•Where stories live. Discover now