Genshin Impact x Reader OS꒦꒷◞ₑₛₚ.

💧 Sangonomiya Kokomi🐟

Triste(? No se si se pueda considerar triste como tal.
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Conocías a la chica de cabellos rosas desde que eran más jóvenes, podría decirse que la considerabas una hermana.

—___...— la escuchaste decir para acercarte a ella feliz— ___ te extraño mucho— veías como abrazaba aquél cuadro con una imagen de ustedes en una “cita” que tuvieron — Cada día... Cada día rezo para que regreses al menos un día a mi lado, te extraño muchísimo — lloraba abrazando cada vez más fuerte aquella imágen.

—Kokomi, espera, no llores que yo estoy bien— intentabas hacer que te viera, pero tus palabras solo se iban al aire— Vamos Kokomi, no debes llorar por eso, se que te duele pero te aseguro de que estoy bien— le hablabas con la esperanza de que te escuchara.

Se que esto es confuso pero explicare, resulta que en una de sus batallas contra en Shogunato varías flechas traspasaron tu cuerpo al intentar proteger a Kokomi, al retirarse intentó curarte de todas las maneras posibles pero al final falló, lo supo cuando la tomaste de la mano y le dijiste “al menos moriré feliz sabiendo que no te paso nada, no estés triste que algún día nos veremos de nuevo” desde ese trágico día ella se repetía una y otra vez que tuvo que morir o al menos ser herida en vez de que tu murieses.

Al ver que la chica fue a dormir tú saliste de la sala para ir a lo más alto de aquél palacio, observabas aquel lugar en el cielo molesta, sabías que ahí estaban aquellos dioses que eligieron ese destino para tí y para tu amiga.

—JODANSE HIJOS DE PUTA— Gritaste a todo pulmón — ¿¡COMO SE ATREVEN A ATORMENTARLA ASÍ!? USTEDES NO TIENEN NINGUN DERECHO, ME DA IGUAL SI ME ESCUCHAN MARICONES, PRIMERO ME QUITAN LA VIDA Y LUEGO LASTIMAN A KOKOMI, SON UNOS IMBÉCILES QUE SOLO SIRVEN PARA UNA MIERDA— Era la primera vez que hacías aquello, se sentía bien— SOLO QUIERO REGRESAR A DESPEDIRME DE ELLA ¿¡ES TAN DIFÍCIL PEDIRLO!?— Tenías los ojos llenos de lágrimas, tenías que desahogarte de una u otra manera.

La noche había dado fin y con ello iniciado el día, ibas directo a la habitación de la de cabellos rosas ya que sabías que a esas horas aún seguía dormida y te gustaba ver como dormia tan tranquila y después vagabas por toda la isla, veías que hacer en el día.

Habías decidido ir con Gorou para ver como estaba, al llegar al lugar observaste que estaba con Kazuha hablando sobre alguna formación, te acercaste a ver y notaste que había algo mal en ella viendolo detrás de Gorou, Kazuha por su parte al intentar decirle algo se quedó palido.

—Esta formación esta mal, sería mejor tener algunos escudos a los lados—dijiste susurrando, asustando a los dos chicos.

—G-Gorou, creo que estoy escuchando cosas— susurro con cierto miedo el de cabellos blanquecinos.

— ¿D-de que hablas?— susurro el canino.

—GOROU, SE ACTIVO SU...— Al voltear vieron a Kokomi en la puerta, palida dejandose caer en sus rodillas.

—Kokomi, espera, maldición ¿Que hago?— intentabas buscar alguna ayuda— Gorou, ayuda a Kokomi, ayudala anda~— rogabas moviéndote de un lado a otro— Idiota, no te escucha, ya se, vientito vientito actua~—  Estabas perdiendo los estribos — Gorou ayudala tal vez se siente mal— lo miraste a los ojos... Sorpresivamente el veía los tuyos, al moverte a un lado te seguía con la mirada.

—T-tu... — Solo alcanzo a decir.

—Tiempo antes con Kokomi

Después de salir de aquella habitación la chica se despertó al oir pisadas, se suponía que era la unica en la habitación, aunque tal vez solo era su imaginación.

Estaba cambiando su pijama por la ropa que siempre usaba, era otro repetitivo día para ella, siempre se despedía de tí o bueno, de tú visión; al abrir el cajón en donde la tenía guardada vio algo raro, la visión anemo estaba viva como cuando tú estabas ahí; iba a paso apresurado al cuartel general para mostrarle a Gorou pero con lo que se encontro fue contigo a un lado de el revisando la formación, sus piernas no pudieron aguantar más y se dejor caer al piso.

—T-Tu..—

—Tal vez solo sea porqué los perros ven fantasmas, aunque si lo toco supongo que lo traspasare— al poner tú dedo en su frente no lo traspasaste, sentiste su piel cálida asustandote— ¿Qué?...— volteaste a ver a la de cabello rosado para llevarte la sorpresa de que estaba llorando a mares, te acercaste inmediatamente a ella para secar sus lágrimas — espera, no llores, ¿porqué lloras? —sabias que era imposible que la tocaras y aún así acercaste tus dedos para quitar sus lágrimas... La habías tocado, tocaste su piel—

—Estas viva— Dijo viendote.

—¿Kokomi?— estabas asustadote.

—¡ESTAS VIVA!— Se lanzo a tus brazos y siguió llorando en tu hombro mientras te dejaba con muchos sentimientos encontrados.

Una larga platica después de como habías vuelto a la vida (más que nada suposiciones por parte de Kokomi) habían llegado a la conclusión de que después de insultar de tal manera a los dioses ellos te regresaron para despedirte... Pero, eso no era normal ¿Porque te darían ese regalo? No tenía sentido, debían ir a hablar con algún chamán en la isla.

—Tienes 15 días aquí disponibles, si quieres quedarte deberás intercambiar vida con Kokomi, ella morira y tú estarás aquí— Dijo la mujer.

—¿Qué? Debe ser una broma estúpida— hablaste desorientada, agradecias que Kokomi se quedará esperando afuera mientras hablabas con la señora, si no se hubiese precipitado a esa opción.

Después de aquella platica inventaste una mentira para evitar que la de cabellos rosas se alterara.

—Hoy la luna es hermosa ¿verdad? — dijiste volteando a ver a tu compañera, esa noche habían decidido salir a pasea y encontraron un buen lugar para sentarse.

—Si, es muy linda— sonrió viendola fijamente, como si se la quisiera comer de un mordisco.

—Nunca te lo conté pero siempre estuve a tu lado— dijiste al aire haciendo que la contraria volteara— no pude alejarme ni un segundo de tí, me sentía... Vacía sin verte o cuidarte, siempre que te veía llorar intentaba distraerte para que supieras que estaba bien, jamás te deje llorar sola, siempre estuviste acompañada por mí— te levantaste para extenderle tu mano— Vamos, esta poniéndose helado.

Los días seguían en su curso y con ello llego el día que menos querían, el 14vo día en el que estarías tú, toda esa mañana estuviste acompañada por tu mejor amiga para asegurarse de que despedirían esta vez; habían salido a comer y a tener otra cita, tomarse fotos y diferentes cosas.

Estabas felíz de que te irías sin ningun resentimiento u otra cosa, habías acabado tú vida de manera felíz.

— Es hoy— Dijo la chica de cabello rosa tomandote desprevenida.

—Lo es...¿Verdad?— Ya era noche, estaban en donde habías insultado a quién sea que hayas insultado, sentadas.

—___ Tu mano— estaba sucediendo, estabas desapareciendo.

—Supongo que ya me debo ir, fue divertido mientras duró —Sonreiste viendola fijamente.

—No quiero que te vayas, te necesito conmigo, si no estare sola de nuevo— Te tomaba de las manos mientras ibas desvaneciendote poco a poco.

—No te preocupes, cuando te sientas sola ten por seguro que siempre estare a tu lado, no te preocupes por eso—

—Por favor quédate otro momento conmigo, no me dejes aquí, no podría yo sola— había comenzado a llorar.

— Claro que podrás, pudiste hacerlo antes de que yo estuviera junto a tí, no te preocupes — la tomabas por las mejillas intentando limpiar sus lágrimas, al ver tú cuerpo viste que no quedaba mucho tiempo para que te desvancieras— Mirame a los ojos— al decir eso le diste una mirada tranquilizadora y la besaste, estaba mal, totalmente mal, a cualquiera que las mirase le daría asco... A tí no, jamás te daría asco, menos tratandose de una persona como ella— No te preocupes ¿si?, Cada que veas la luna aquí arriba siempre te acompañare, Kokomi— la nombrada se intentaba aferrar más a tí jalando tus ropas— Te amo más que a nadie en este mundo—

—Yo... Yo también, te amo muchísimo ___— Antes de que desaparecieras tomo lo que quedaba de tí y te beso, un beso mágicamente tragico ya que después se sintió un nada, solo pudo ver el adorno que te había regalado hace años, se dejó caer al suelo abrazándolo —___, te amo muchísimo, no te decepcionaré.— Fue lo último que dijo antes de llorar a mares