13. El intento

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Camino al colegio al día siguiente, Michelle y Franco hablaron de cualquier cosa excepto el asunto pendiente con Alessia

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Camino al colegio al día siguiente, Michelle y Franco hablaron de cualquier cosa excepto el asunto pendiente con Alessia. Pasaron el trayecto entero charlando acerca de lo rápido que el año estaba llegando a su fin, se percataron de que a agosto ya no le quedaba demasiado tiempo de vida, pensaron en el fin de las clases y en el ansiado retorno de los paseos a la playa soleada. Franco ya había terminado de hablar de la competencia más cercana que tendría con el equipo de natación (Michelle había ido a apoyarlo en cada uno de estos eventos y el próximo no sería la excepción) cuando el portón abierto del plantel de la fémina anunció el fin de la conversación y la llegada del hecho inevitable que a Michelle la había tenido envuelta en ansiedad desde el momento de despertar.

Había decidido escuchar lo que Alessia quería decirle. Le había costado más de un empujoncito llegar a esa resolución, pero ni bien formulada ya no había sido capaz de dudar de ella. ¿Que si le costaba ser la que diera su brazo a torcer sabiendo que ella no tenía culpa alguna? Eso era evidente. Sin embargo, había comprobado que no encontraría paz si actuaba de otra manera.

—Espero que hoy sí tengas un buen día —le sonrió Franco con el ánimo en alto a modo de despedida.

<<Si todo sale bien con esto, lo tendré>>

Michelle agradeció, recibió el habitual beso en la mejilla por parte de su amigo y se adentró en el plantel después de una última respiración para darse valor a sí misma.

Encontrar a Alessia no le resultó demasiado complicado, ella había retomado su hábito de ser en extremo puntual y se hallaba recluida en una banca solitaria sin más compañía que la de su propia mochila. Tenía la vista fija en su teléfono, pero su semblante no era el mismo de siempre. Incluso a la distancia de metros a la que al principio la divisó, Michelle hubiera podido asegurar que se veía agotada. ¿A tal punto el arrepentimiento la estaba afectando?

Michelle caminó hacia ella con toda la firmeza que logró reunir. Una vez a su lado, de pie, carraspeó para hacerse notar.

Alessia no estaba lo bastante distraída como para pasar por alto un ruido semejante, así que levantó la mirada al instante, cambiando su expresión por una de sorpresa en cuanto reconoció la figura de Michelle. Sus ojos, abiertos de par en par a causa de la confusión, exhibían ojeras oscuras y una leve hinchazón que había sido cubierta con un par de capas de maquillaje, pero que era fácilmente detectable a esa distancia.

Viéndola de esa manera, cansada e indefensa, Michelle no pudo evitar sentir una compasión que no había sentido el día anterior durante su primer enfrentamiento. Ese sentimiento de melancólica redención fue suficiente para impulsarla a ser la primera que hablara.

—Hola —farfulló.

Alessia se debatió antes de responder.

—Hola —dijo. Su voz estaba ronca, aunque Michelle no creía que fuera por el frío.

De cómo conocí a los Beatles ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora