Prólogo

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Coyote.St.

Nevada Ca.

USA

1/Sep/2009                                                                                                                                         

Si pudiera retroceder en el tiempo cambiaría ese día.


Puedo sentir la brisa recorrer mis pálidas mejillas. Siento el aroma de las salchichas en la cajuela. Hoy será un día perfecto, mamá ha preparado salchichas con limonada y algunos panqueques, todo luce muy delicioso. El paisaje es hermoso puedo ver esos enormes árboles rodearnos, encajando perfectamente con nuestros cuerpos.

Mamá está tendiendo una cobija a nuestro alrededor, papá como siempre atragantándose con las salchichas, y yo me encuentro recuestado bajo la sombra de un árbol.

-          Austin, ven ya o tu padre acabará por comerse todo el bosque —dijo mientras preparaba la no vena salchicha de papá.

-          Okay ya voy — dije. Mamá tenía toda la razón, papá comía como si no hubiera un mañana y yo no estaba dispuesto a comerme las migajas — papá esta es tu octava salchicha y apenas llevamos aquí ocho minutos.

-          Lo sé lo sé — dijo mientras se atragantaba y revisaba uno de los mensajes de su teléfono

-          Cariño podrías dejar el teléfono, se supone que estamos en familia — dijo mamá esbozando una falsa sonrisa.

Papá llevaba un IPhone 3G S era último modelo en la marca Apple, así que era un celular caro.  A mamá no le gustaba que lo usara en público, ya que lo podrían robar, y menos usarlo cuando estábamos en familia.

Mamá llevaba unos pendientes preciosos que eran regalo de la abuela antes que esta falleciera y por supuesto tenía un gran valor sentimental hacia ellos, es por ello que andaba siempre con ellos.

El bosque estaba lleno de arboles, podía ver el gran Pino Canario frente a nosotros, tan alto y tan hermoso con sus hojas verdes por el cloroplasto. Era algo hermoso estar aquí disfrutando del paisaje junto a las personas que más amo en este mundo, mi madre Angela y mi padre Mike, pero tenía un extraño presentimiento algo inexplicable y sentía un temor al sentir eso.


 Detrás de los arbustos se encontraban cuatro chicos, cosa de yo desconocía en ese entonces.

-          ¿A qué hora piensas entrar? Llevamos aquí más de cuarenta minutos esperando a que muevas tu trasero. — dijo un chico. Llevaba un pasamontañas cubriendo su rubio cabello y sus ojos grandes grises. Tenía una mirada penetrante, una mirada indescriptible de odio cualquier cosa menos una mirada normal.

 -          Es que... yo... no puedo hacerlo — dijo una chica titubeando. Llevaba también un pasamontañas negro que cubría su cabello lacio de color negro azabache y sus ojos grandes azulados como el mar contrastando con su piel trigueña.

-          ¿Pero qué te pasa no era esto lo que querías, no es esto por lo que rogaste como una perra arrastrada? — dijo otra chica frunciendo el ceño. Llevaba un pasamontañas en el que solo se veían sus ojos verdes. El pasamontañas cubría algunos cabellos pelirrojos dejando algunos rulos alrededor de su rostro ancho y brusco.

 -          ¡Solo hazlo! Tengo hambre y no he orinado en todo el maldito camino por culpa de Jacob y también por la culpa de Melissa... Por favor hombre ya tienes el arma ¿que más quieres? Solo acércate a la estúpida señora y arráncale los malditos pendientes. —dijo otro chico esbozando una media sonrisa. El llevaba un pasamontañas con un cadáver al frente  mostrando sus ojos celestes y cubriendo su pálido rostro con algunos mechones de su cabello castaño oscuro.

Dark PastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora