♦ Capítulo 3 ♦

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Estaba sentada en el vagón mientras pensaba qué hacer en el futuro. La duquesa de Babelora estará encantada con mi salida de la familia y buscará el matrimonio de Lennox y Sheria. Pero no es seguro que la duquesa no intente deshacerse nuevamente de mi, debido a su historial con Meldenike. 

Por ello antes de abrir una papelería era necesario asegurarme de algún articulo de la novela para así evitar mi muerte. Definitivamente debía de conocer a Dominic, quien en la novela es un héroe y la mejor espada del imperio. Dominic, un gran caballero que en el pasado, mil años atrás para ser exactos, salvó al imperio con solo 17 años.  Un héroe que surgió cuando los demonios se apoderaron del imperio y lo sumieron en caos, y que en consecuencia se sacrificó para de esa manera sellar a los demonios dentro de una espada.

En esa espada mágica Dominic espera a ser convocado y liberarse del sello que lo retiene. En la novela Lennox logró encontrarlo y hacer uso de los poderes de Dominic. Por ello si dejara que Lennox encuentre a Dominic como en la historia original, le estaría dejando todas las oportunidades para renacer como el guardián del imperio.

Pero no pienso dejarle a Dominic a Lennox.

Definitivamente con Dominic a mi lado la duquesa no podrá deshacerse de mi. Y si el glorioso futuro de Lennox desaparece no es mi problema. Mi vida esta primero.

Cuando el carruaje llegó finalmente al barrio bajo di unos golpecitos en la ventanilla anunciando que me bajaria en esta zona. El carruaje tirado por caballos se detuvo.

—Señora, ¿realmente se bajara aquí?

—Así es.

—Pero este es el cementerio menos concurrido de los barrios marginales.

Ciertamente este no era el lugar donde un noble elegiría estar en medio de la noche, mire por la ventanilla sintiendo escalofríos. Si mal no recuerdo este cementerio fue abandonado debido a los famosos rumores de inquietudes en él, quizás por eso la espada no había sido encontrada, la cual estaba clavada en una lapida. 

— Lo sé —. dije con elegancia, pague al conductor y finalmente me bajé del vagón. 

—Es hora de la cena, ten cuidado, porque el fantasma puede salir —. dijo el cochero guiñándome un ojo para luego dar marcha al carruaje.

Mientras miraba hacia la parte trasera del carruaje que se movía rápidamente, me encogí de hombros y recogí el equipaje del piso.  ¿Hay alguna razón para tener miedo a los fantasmas? En cierta forma yo también soy un fantasma, porque mi alma abandonó su cuerpo original. Observé el cementerio preguntándome en donde estaría la espada de Dominic.

Originalmente Lennox había encontrado la espada tardíamente y también había tenido problemas a la hora de convocar a Dominic. Esto se debe a que una vez encontró la espada vago por un tiempo pensando en como convocarlo,  cuando la solución era tan sencilla como sacar la espada de la lapida. 

Cuando mis dedos estaban fríos por tantas vueltas, finalmente llegue a la lapida mas alta. Delante de esta lapida tallada en una gran piedra, se encontraba una espada cubierta de musgo. Coloqué mi mano en el mango de la misma y sentí un extraño poder en mi mano, decidí desenvainar la espada sin dar mas vueltas. Mi muñeca dolió, pero de repente una luz blanca empezó a dominar mi visión, hasta que no conseguí ver nada porque mis ojos estaban encandilados. Cuando volví a abrir mis ojos, un joven mas alto que yo apareció sin emitir ruido.

¿La invocación fue exitosa?

Le entregué la espada al muchacho, el cual la agarró con cara de desagrado. La espada se desvaneció de su mano como si nunca hubiera existido.

—¿Quién eres tu?

 Frente a mi pude sentir que la descripción de Dominic en la novela fue acertada, un hombre guapo con cabello negro y ojos como joyas azules. Su nariz era particularmente alta y su cabello lucia suave al tacto, pero también pude notar una actitud rebelde en sus ojos.

—Mi nombre es Meldenike de Babelora. ¿Es usted Dominic? ¿El Dominic que selló a los demonios?

La expresión del joven se tornó fría.

—Ahora que ya sabes mi nombre, firma un contrato conmigo.

En cuanto Dominic oyó que se trataba de un contrato perdió el interés y se sentó en una lapida.

—Era obvio que sería un contrato. Tu también eres obvia, solo intentaras utilizarme para satisfacer tus propios deseos—. expresó con voz cínica. 

—De hecho es así como dices. ¿Estas de acuerdo?

Dominic me miró con un rostro deprimido ante mi actitud tan sencilla. —Bien, ¿Cuál es tu deseo? Dimelo y pensare si deseo firmar un contrato.

—Salva mi vida—. respondí. —Sálvame de Hildegard.

—Por supuesto que apostare mi vida para proteger a mi contratista. ¿Algo más?

—No necesito nada más.

—¿No hay nada más?—. preguntó. —Dijiste que satisfacerlas tu propio interés.

Dominic parecía confundido, seguramente porque todas aquellas personas que han intentado convocarlo han buscado conquistar el continente. Poder y honor. Sin embargo yo solo quiero vivir.

—¿Protegerte?, ¿de quién?  ¿Quizás realmente quieres conquistar el imperio pero no puedes decirlo?

—No necesito ningún imperio—. Ante mi respuesta firme, Dominic me observó como si me analizara. —De hecho ahora que lo pienso si hay algo quiero, soy algo ambiciosa. Voy a ser la dueña de una papelería y tu debes ser quien me ayude a llevar a cabo mi negocio.

—¿Papelería? Oh, ya veo. 

Quizás Dominic al ser una espada de muchos años sabe lo que es una papelería. Lo mire con ojos llenos de esperanza.

—Supongo que buscas crear un nuevo imperio y llamarlo "papelería".

¿Esta persona enloqueció luego de ser atrapado en la espada? Bueno Dominic tiene una habilidad orientada al poder, por ello sus pensamientos siempre se dirigen a esos rumbos. Sin embargo lo único que quiero de él es salvar mi vida.

Sonreí alegremente y hable. —Una papelería es una tienda de artículos dedicados a un publico infantil, ¿no suena divertido?.

—¿Qué?

—Tu siempre quisiste salir de la espada, ¿no es así? ¡Este es un deseo fácil! 

El sueño de Dominc era escapar de la espada y solo había una condición para que lo lograra, era cumplir plenamente los deseos del contratista.

—Sé que si cumple perfectamente los deseos del contratista, puedes escapar de la espada y regresar a ser un humano.

Dominic frunció el ceño y preguntó. —¿Cómo sabes eso?

Por supuesto que lo sé gracias a la novela, pero eso no es algo que pueda contarle a Dominic.

—No importa como lo sé, lo importante es que si me ayudas con mi papelería fácilmente podrás escapar de la espada.

Dominc asintió vigorosamente con la cabeza. — De hecho es una forma realmente fácil y cómoda. Pero es algo desafortunada por alguna razón—. Me miró como si mis deseos fueran estúpidos. 

—Me alegra saber que estas de acuerdo. Te contaré sobre la papelería...de hecho el edificio para abrir el negocio ya lo tengo.

Busqué en mi valija y le entregué a Dominic un pequeño delantal, el muchacho me observó con vergüenza por el acto espontaneo. 

—Ahora pongámonos los delantales y hagamos el trabajo


Por favor, no vengas a la papelería de la villanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora