Capítulo 2: Priel.

9.4K 612 127
                                    

Me gustaba la fotografía. Ver las cosas que no todos son capaces de perciben y retratarlas con un solo click, era lo único que me hacía bien.

Recuerdo aún el día que la profesora de arte en el instituto nos mando un proyecto de fotografía. Debiamos tomar una foto de algo que admiráramos. Yo no tenia nada en ese entonces, cuando muchos tenían a sus padres, abuelos o superhéroes. Ahí estaba yo, con tan solo ocho años y nada, ni nadie quien admirar.

Termine sacándole foto a un oso de peluche, el cual siempre estaba sobre mi cama.
La profesora no entendió mi fotografía.

—¿Por qué el oso de peluche Dafne?

Titubeante de responder, aún así lo hice.

—Es a quien admiro.

Ella no entendió. Así que solamente me puso un siete, pensando que solo no entendí la tarea que nos había mandado. Y no me enfade con ella por no ver y sentir lo que yo si hacía.

Porque para mi cuando luego de los golpes no había quien me abrazara, ahí estaba mi osito de peluche al cual abrazaba llorando hasta quedarme dormida.

Era un objeto inanimado, pero siempre estaba ahí luego de cada golpe, gritó. Cuando corría a mi habitación estaba ahí, para que lo abrazara y todo a mi alrededor no importara, aunque sea por un instante me sentía contenida.

El problema es que era una niña de tan solo ocho años y en ese entonces un peluche me reconfortaba. Pero ahora tenía diecinueve años y un osito no podía solucionar mis problemas, porque ya no era aquella niña inocente.

Ahora tenía que sobrevivir porque el lobo cada vez se hacía más fuerte y sino era lo suficientemente valiente, acabaría consumiéndome al igual que su retorcida y perversa mente.

•••

Tenía que descansar.

Pero la ansiedad me consumía y no podía parar. Tenía que seguir estudiando, solo un poco más. Un poco más y me iría a dormir.

El tictac del reloj me pone nerviosa y termino más estresada, miro la hora. Dos de la madrugada. No importa. Puedo continuar. Las letras del libro de filosofía comienzan a parecer borrosas y parpadeo intentando no dormirme.

Pasa el tiempo y me convenzo de irme a descansar cuando noto que el cabeceó se repite por decimonovena vez.

El oral me tuvo en vilo casi todas las noches y mañana por fin es el día. En realidad hoy porque ya son pasadas la media noche. Y aunque haya estudiando toda la semana, no me siento preparada. Hasta me siento medio resentida con la profesora por quedar embarazada, podría haber esperado y tomarnos el recuperatorio ella, antes que mandarnos a un profesor suplente.

Los suplentes tienen la reputación de tener pésimo carácter, por el hecho de ser solamente profesores suplentes. Es como que al saber que estarán temporalmente, pueden arruinarte con solo un numero sobre tu hoja.

Unos imbéciles.

Me sobresalto cuando tocan la puerta me mi habitación, murmuro un pase y no me siento tan alerta porque se que es mamá. Ella es la única que avisa antes de entrar.

—Dafne apaga las luces, es hora de dormir y si tu papá te encuentra aún despierta se enojará.

—No es mi papá—las palabras salen tan bruscas, que tengo miedo que me discuta, pero no lo hace.

Nunca hace nada.

—Solo apaga las luces o sabes lo que te espera.

—¿Y qué es otra paliza?

Oscuro secreto © [sin editar]Where stories live. Discover now