Capítulo 23: Pícnic interrumpido .

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Ella lo sabe. Ella sabe mi secreto. ¿Qué voy a decir?. Ella se lo va a contar a todos y él me matará. Lo hará. Se que lo hará.

Me alejo asusta del toque de la mano de Catalina en mi mejilla y me levanto del suelo con las piernas temblorosas. Y aunque me ofrece su ayuda no la acepto, ni siquiera puedo sostenerle la mirada.

—Ven. Te serviré un como de agua—dejo que me guía hasta el sofá de nuevo y me desplomo en el asiento.

Los ojos aún me arden por todo lo que llore.

Catalina ya hasta un mini refrigerador del que antes no me había percatado y regresa con una botella de agua, la cual me entrega. La acepto con las manos temblorosas y me bebo la mitad del contenido de una. No sé qué decir y por eso aguardo silencio. Esperando que me diga que informará a la policía y ese será el fin de mi historia.

—Cariño...—aquí vamos, primero la lastima y después el golpe—. Lamento tanto lo que te paso, tienes que saber antes que nada que este es un lugar seguro. Nada que lo que digas aquí será expuesto si tú no das el consentimiento...

Esperen ¿Qué?¿Ella no revelará mi secreto?¿No me expondrá? ¿Eso significa qué estoy a salvo de él?

—Disculpa—la garganta me raspa en mi intento de hablar, pero aún así intento continuar—. Yo no sé muy bien de que hablas.

En realidad si lo sé. Pero no sé hasta qué punto ella sabe de mi secreto.

—Tu papá, Dafne. De él es de quien habla.

Bueno eso no es todo el secreto. Él lo menos grave de todo esto. Ella aún no sabe de Diana y es mejor así. Eso sí que no solo me pondría en peligro a mi sino también a ella.

—Por favor, no le digas a nadie. Tienes que prometer que no lo digas a nadie...

—Shh esta bien—toma asiento junto a mi, mientras sostiene mis manos—. No dire nada porque es parte de mi trabajo y aunque sé que debo hacerlo, tenemos un pacto de silencio paciencia/terapeuta y mi deber ante todo es protegerte.

Sus palabras me tranquilizan un poco. Y es porque no sé si podré soportar otra golpiza de Charly, no después de la última. Mi cuerpo no lo resistiría y mi corazón tampoco.

—Dafne no dire nada. Pero me tienes que prometer que trabajaremos tu confianza, para cuando llegue la hora de hacerlo ¿Bien?

—Bien.

Quiero decirle qué tal vez jamás esté lista. Pero no quiero preocuparla y alarmarla más.

—¿Te sientes lista como para continuar?

No.

—No lo sé.

Asiente, como si supusiera de mi respuesta. Deja mis manos a un lado, dándome mi espacio y se lo agradezco. Necesito respirar un poco y con ella cerca mío, siento una presión horrible que no me lo permite.
Dejo que vuelva a su lugar y recoja su libreta. Garabatea algo antes de cerrarla con un suspiro y mírame decidida.

—Haremos lo siguiente, tú—me señala con la mano—, y yo trabajaremos esa confianza—me anima con una sonrisa—. Luego con el tiempo veremos como manejaremos la situación. Pero por ahora ese es el plan.

—Gracias.

—No hay de que—duda un instante—. Dafne tengo que preguntar, lo siento, pero ¿Priel lo sabe?—mi silencio es la respuesta que necesita—. Lo imagine, pero no te preocupes. No dire a nada hasta que tú estés lista.

Uf. Menos mal. Porque sino no sé qué haría.
Porque conociendo a Priel estoy segura que sería una bomba te tiempo antes de explotar.

—Entonces...

Oscuro secreto © [sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora