1. Ramé

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"Estamos totalmente perdidos porque andamos buscando algo que no existe"
Anónimo

PRESENTE
RAMÉ, DIECINUEVE AÑOS


Nuestros nombres son importantes, ya saben, es algo con lo que estamos condenados toda nuestra vida, si decides no cambiarlo, claro. Es la primera decisión de la que no somos participes, es la primera cosa que nuestros padres eligieron por nosotros sin consultarnos y que puede resultar muy bien o muy mal.

Mi nombre es raro, no me mal entiendan, no es horrible, pero no lo siento como mío.

Cuando era pequeña, mi mamá decía su significado cada vez que yo dudaba de mí. "Algo que es caótico y hermoso al mismo tiempo, no debería sentirse mal por serlo". Ella siempre hacía que mi nombre fuera su significado, y que el significado fuera yo, situación que cambió, porque sin ella mi nombre no es lo mismo. Sin embargo, es de las pocas cosas que conservo de ella.

No es algo reciente, ya han pasado dos años, pero perder una madre es algo de lo que no sanas de inmediato, y más aún, cuando tu madre era la guía de tu vida. Mamá solía decir que siempre estaba brillando y que uno de esos momentos, era cuando sentía mi nombre como mío. Ahora, que no siento mi nombre, he dejado de brillar y eso hace que no me sienta cerca de ella. Lo que nos deja en el inicio de este gran viaje buscando reencontrarme con mi mamá.

Verona, Italia.

Cuando era pequeña, siempre había soñado con conocer Verona. Visitar la casa de Julieta, era lo que toda amante del romance necesitaba hacer algún día. Mamá y yo, éramos unas románticas empedernidas, creíamos en el vivieron felices para siempre, aunque ella no lo tuvo, bueno, no precisamente con un hombre, pero si, nosotras anhelábamos conocer Verona, era nuestro sueño, nuestro más grande sueño. Como la vida es injusta, ella no pudo cumplirlo. Es injusto, la persona con más esperanza en el amor no pudo conocer una de las ciudades más románticas del mundo.

Y por eso, estoy aquí.

Sentada en una de las cafeterías al aire libre de Verona, cumpliendo el sueño de mi madre, con ayuda de mis ahorros y los de mis abuelos, deseando reencontrarme con mi nombre para volver a brillar y sentirla cerca. Lo sé, fines completamente desinteresados... Esta era mi única opción de encontrar el camino que había perdido, de hallar las respuestas que aún seguía buscando.

Un sueño, mi nombre, el brillo y mamá. Las cuatro razones por las que estaba aquí.

—Ciao—giré para ver de dónde provenía esa voz. Era un italiano, lo sabía por su forma de entonar el saludo.
Era alto, su cabello castaño estaba desordenado y sus ojos verdes mostraban picardía de una forma discreta y me resultaba atractivo. Aunque claro, no estaba interesada en entablar conversión con ninguna persona y menos con alguien que se apareciera de la nada—Bella—esta vez decidí contestar.

—No hablo italiano, lo siento, adiós—estaba levantándome para irme.

—Parlo anche spagnolo—dijo. "Genial", tenía un italiano que tampoco hablaba español. Decidí hacer señas.

—YO-NO-HABLO-ITALIANO—le señalé.
Él empezó a reír. ¿Qué era tan gracioso?

—Dije que también hablo español—siguió riendo.

—Pudiste decirlo en español—dije. ¡Se había burlado de mí!

—Lo sé—dijo—Solo quería molestarte por ser descortés.

—Yo no soy—ok, tal vez si lo fui—Sabes qué, olvídalo, scusate—Era lo único que sabía decir en italiano.

—¡Espera! —llamó—¿En qué hotel te estás hospedando? —preguntó de la nada.

Tú brillas cada día, RaméDonde viven las historias. Descúbrelo ahora