Cap 16

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Desperté en una habitación de  paredes blancas y persianas del mismo color que mantenían la luz del sol fuera.  Parpadee un par de veces,  mirando a mi alrededor,  tratando de disipar las náuseas tan fuertes que sentía.  Cables y tubos se encontraban conectados a un par de varas junto a mi,  los monitores sujetos a ellas sonando suavemente.  Una suministrando suero  y la otra  monitoreando mi ritmo cardíaco.

Más allá en un sofá,  se encontraba mi compañero inseparable,  Albert,  con la cabeza inclinada hacia un  cojín , luchando contra su cuerpo para  no quedarse dormido.

-Albert -  dije,  mi voz pareciendo un susurró provocando en mi amigo una reacción inmediata. 

-kloe- camino hacia mi cama -  demonios por fin haz despertado

En tono alegre de mi amigo había un tez de nostalgia.  Mire sus ojos,  a punto de caer en lagrimas.

-¿cuanto tiempo he estado aquí? -  mi voz era osca y cada palabra raspado mi garganta. 

- poco más de una semana.   Te lastimarte un poco el hígado   y se rompieron un par de huesos, incluyendo 3 costillas. 

Intenté levantarme un poco pero un agudo dolor se disparó por todo mi cuerpo.

-¿que sucedió?

-un imbesil  se paso el alto.  -  apretó la manos -  tu carro quede hundido casi a la mitad kloe,  tuve tanto miedo de perderte.  Los doctores dicen que fue un milagro  que no murieras y más aún que salieran casi ilesa, -  se rasco la cabeza -   espera iré  por un médico.

Después de un  par de días,  de chequoeos de rutina,  de que me que me cambiaran las vendas y Albert me obligará todos los días a comer,  recibí visitas de  mi hermano Tony con su esposa y mi sobrino  y a mis padres y un par de amigos,  las paredes blancas y frias en las cuales desperté ahora tenían un calor familiar. 

Estaba agotadas aunque no había hecho nada,  supuse que era por tanto  medicamento.  El olor a flores,  inundaba la habitación casi todas las personas que conocían  habían traigo un ramo,    Nikolai y fabrizio  también había traído uno. Mi  editora Elena y todo su equipo se había encargado de llenar la habitación de globos con las escrituras de "recuperate" y "te queremos".

Escuche la puerta abrirse,  ya era tarde para recibir visitas.   Pero ahí estaba de nuevo:él.

- puedo regresar si no quieres veme.

Negue con la cabeza.   - pasa. 

-¿como estas? -   dijo arrastrando  una silla para colocarla a mi lado. 

- bien - sonreí- aunque estos tubos aparenten lo contrario.

- siempre has  sido una chica fuerte.  - sonrio pero su mirada no compartia su emocion. - ¿Me perdonaras algun dia?

Le mire confundida. - ¿perdonarte? Tu no fuiste el idiota que me choco. 

-Pero fui el idiota que causo que salieras de tu departamento. Debi haberme quedado contigo.

-No tenias la obligacion de quedarte, se que te esperaba alguien en casa.

-me maldije una y otra vez cuando me fui kloe.

- descuida, no tenias nada que hacer ahí, ese día  dijimos todo lo que teniamos que decir. - se me hizo un nudo  en la garganta -  y por fin  lo entendí.

-kloe,  yo siempre te amaré.

-lo se,  yo siempre te amaré a ti también Julian. -  tome su mano - sabes,   solía pensar que éramos el uno para el otro,  tan compatibles que me asustaba,  sin embargo tal vez no estamos  destinados a estar juntos y aunque duele, creo que es lo mejor. 

Asintió sin mirarme,  sus ojos clavados en mi mano la cual  en algún momento tomo. 

-no te odio Julian,  jamás lo haré. Pero,  para que engañarnos,  ni yo resulte ser el amor de tu vida,  ni tu resultaste ser lo  que yo esperaba. 

su mirada se empañó destrozando me el corazón.  -  duele  saber que no volveremos a ser  lo que un día fuimos. 

Julián se levantó y de inclinó hacia mí  para volver a posar sus labios ne los míos,  pero esta vez el beso fue muy distinto.  Fue un beso que valía por años,  un larguísimo instante en el que sus labios cobraron vida bajó los míos y saboree en ellos el deseo y la tristeza de una despedida de las cuales no duelen.  De esas con las que puedes estar en paz.  Por que sabes que a pesar de todo  algún día en algún momento se encontrarán. 

Cuando  nuestros labios por fin se separaron  ambos sonreímos,  acarició  mi mejilla con sus manos  y beso mi frente.

- y aun que ya no estés mi vida,  siempre te recordaré como la primera persona que le dije "te amo".  -  me susurró.

Entonces lo vi salir por la puerta. Y  supe que nuestro amor era de aquellos  amores que se destrozan y que te marcan hasta el alma.  De esos incorrespondidos. 

Y al final,  lo que más dolió no fue perderlo,  si no ver como se rompían  todas nuestras promesas y nuestros sueños.

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