9

589 40 11
                                    

Un capítulo de buenas noches por aquí, siento la tardanza a la hora de subir los capítulos, espero que aún así os estén gustando. Esta semana seré mucho mas constante ya que tengo algunos preparados.
Os leo, disfrutad!
——————————————————-
Narra Mónica

Normalmente, los viajes a Elche se me hacen largos y pesados, el estar deseando ver a mi familia tampoco ayudaba, pero esa vez fue diferente, el viaje se me pasó rápidamente, con Vanesa el tiempo pasaba muy rápido.

Por el camino estuvimos mirando diversos planes, la primera noche dormiríamos en mi casa de Elche, bueno la de mis padres, algo arriesgado sabiendo como es Vanesa, pero al ser un plan tan improvisado no tenía nada mejor. Apenas les había hablado a mis padres de Vanesa, ellos la conocían por su música, tampoco eran fans, de oírla de vez en cuando en la radio, y lo que les había contado sin entrar en demasiados detalles de estas semanas de atrás.

Para la segunda noche, había pensado algo un poco más elaborado, en un pueblo no muy lejos de Elche habían abierto un espacio con casas en los árboles, pensé que sería una buena idea llevar allí a Vanesa, en plena naturaleza, sin nada que nos molestara.

Así que nada más llegar a mi Elche querido, reservé la noche, sin decir nada a Vanesa, todo una sorpresa. Si necesitaba ayuda ya pediría ayuda a mis padres o a mi hermano, podía incluso pedir ayuda a mis sobrinos, serían los mejores cómplices.

Narra Vanesa

Llegamos a casa de sus padres, mentiría si dijera que no estaba nerviosa, mucho, una de las veces que más. Mónica y yo no éramos todavía nada oficial, y entrar a dormir a casa con sus padres me daba un poco de vértigo, pero si algo me gustaba especialmente, eran los retos. Además si todo salía bien, saldríamos de este viaje diferentes, volveríamos a Madrid de manera diferente, viéndonos quién sabe si diferentes también.

Mónica llamó al timbre de la casa de sus padres, una casa con un jardín amplio, una puerta negra que te llevaba hasta a él un largo pasillo de rocas, con plantas a los lados que creaban un camino hasta la puerta de la casa. Sin preguntar, nos abrieron la puerta, imagino que su madre ya sabría que éramos nosotras, recorrí el pasillo de rocas temblando y al otro lado estaba su madre que enseguida salió a recibirnos:

-¡¡Mónica hija!! Qué alegría me da este viaje improvisado, ya sabes que siempre que vienes por aquí nos alegras mucho-hizo una breve pausa y me miró- Y si vienes con esta compañía la alegría se multiplica el doble.

-Encantada María, Vanesa, Vanesa Martín.- me acerqué a ella para estrecharla la mano, pero su madre se lanzó a darme 2 besos sin pensárselo demasiado.

-Bueno mamá, ¿entramos o vamos a quedarnos aquí mucho más tiempo?

Entramos a la casa, una casa igual de acogedora por dentro que por fuera, en el salón estaba su padre y su hermano, que en cuanto me vieron se levantaron a hacer las presentaciones pertinentes. No mucho después oí unas vocecillas en la planta de arriba

- TITA!!

Bajaron corriendo las escaleras y se tiraron a los brazos de Mónica, debía ser sus sobrinos, Mónica no me había hablado de ellos todavía, pero había visto alguna foto en su Instagram, en ellas se veía el cariño tan especial que los tenía.

-¿Quién es tu amiga tía?- preguntó la pequeña

-Pregúntaselo tú Vega, no muerde- la respondió bajándola de sus brazos y poniéndola delante de mí.

-¿Cómo te llamas?- me pregunto la pequeña

-Vanesa. Y tu... debes ser... me he olvidado del nombre

-Vega, me llamo Vega y este es mi hermano Álex, es más tímido que yo, pero no se lo tengas en cuenta. Estarás acostumbrada porque se parece a Mónica, tímidos.

Toda su familia había sido encantadora conmigo, cuando llego la noche, Mónica me sacó a cenar a un bar de la zona, su favorito, su madre nos propuso cenar con ellos, pero Mónica se negó rotundamente.

Llegamos al restaurante y nos sentamos:

-Bueno, por fin solas. Cuéntame, ¿qué te ha parecido mi familia?- preguntó Mónica

-Encantadores, lo lleváis en los genes, y tus sobrinos... se me cae la baba. Con lo que me encantan los niños ya estoy pensando en lo bien que vamos a pasarlo

-Vanesa, siento mucho que esto vaya tan deprisa, de verdad, si te sientes presionada dímelo, podemos reservar un hotel por aquí cerca. No quiero que te sientas presionada por esto, sólo quiero pasarlo bien contigo el fin de semana, una escapada.

-Mónica- adelanté mis manos para agarrar las suyas- no te preocupes, he aceptado venir aquí contigo, me ha encantado conocer a tu familia, no te voy a negar que viniendo me ha parecido algo precipitado, pero me han hecho sentir genial y estoy muy feliz de estar aquí, ahora, contigo. Y estoy segura de algo, que este viaje nos va a cambiar.

-Gracias por aparecer Vanesa

-No seas tonta, además esta noche tenemos algo que hacer.

-¿El qué?

-Yo quiero probar tu cama, como adolescentes, con tus padres al lado y cuidado

- No, no, Vanesa eso si que no, me niego. Además mi madre nos ha preparad 2 habitaciones separadas, parece que sabe lo que puede pasar.

-Bueno ya luego la convenzo de dormir contigo, ya sabes que Vanesa Martín se sale siempre con la suya

Cenamos entre charlas, tranquilamente, sin presiones, con algunos vinos y para terminar un par de gyn tonics, íbamos un poco achispadas y se empezaba a notar entre nosotras así que preferimos irnos a casa antes de acabar peor.

Por el camino, en un determinado momento, me paré al andar, quedándose Mónica adelantada, cuando se dió cuenta se giro:

-¿Qué pasa? Vamos, es tardísimo

-Estas buenísima, te lo había dicho

-Un par de veces- confesó acercándose a mi

Y nos besamos, en las calles de Elche, al lado de un pequeño lago, ya nos habíamos besado antes en Elche, pero de nuevo sentí que ese beso era diferente. Cogí a Mónica por la cadera y la pegué a una farola:

-¿Qué me dices ahora de lo de dormir juntas?

-Vamos, ya.

A la hora de abrir la puerta nos costó un par de intentos, entre besos robados, la ganas que nos quemaban y las copas de más no conseguíamos entrar.

Amanecimos a la mañana siguiente, sin ropa, las dos, en una cama de 90, abrazadas:

-Vanesa, levanta

-Mmmmm, ¿Qué pasa amor?

-¿Cómo me has llamado?

-No sé, ¿ qué quieres? déjame dormir- sabía perfectamente lo que la había llamado, me había salido automático, ni lo pensé

-Si sabes, me has llamado amor. ¿Qué escusa le voy a poner a mi madre ahora?

-Mónica, lo pensamos después déjame seguir durmiendo, además no creo que a tu madre le vaya a molestar demasiado que durmamos juntas.

Cuando bajamos a desayunar, poco después de eso, su familia estaba desayunando en el salón:

-Qué hermanita ¿lo pasasteis bien ayer?- preguntó el hermano de Mónica haciéndonos ojitos.

-Si, mucho, siguiente punto del día- respondió Mónica sentándose en la mesa y diciéndome con la mirada que me sentara sin comentar nada más.

En ese momento, con Mónica hablando con su familia, volví a ese momento por la mañana, la había llamado amor, no me había dado cuenta y lo había hecho. Este gesto tan simple me hizo pensar toda a mañana, era el momento, me la iba a jugar, me iba a arriesgar a empezar algo con ella. Ojalá que todo saliera bien.

"Esta noche será el momento"

la suerte de mi vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora